FALTAN 33 DÍAS PARA EL MARATÓN DE NUEVA YORK.
No tuve un buen fin de semana. Tal como lo anticipé, el masaje del viernes me dejó hecha garras y gravemente adolorida de las piernas.
Con esfuerzos me desperté el sábado dispuesta a correr los 20 kilómetros que me tocaban, y apenas pude correr 5. De los kilómetros más sufridos de mi vida, sentía que eran los kilómetros de afloje post-maratón, verdaderamente terrible...
Sin embargo, ya con más energías pude saldar la deuda el domingo, y nuevamente en el Naucalli, corrí mis 20 kilómetros completitos. En momentos me sentía ratón dando vueltas al mismo circuito, pues corrí casi 7 veces un circuito de 3 kilómetros, aunque tampoco fue aburrido. No conozco todos los parques de la ciudad, pero el Naucalli es un excelente lugar para correr.
Quedan solo dos semanas pesadas de entrenamiento, y quizás por eso es que siento las piernas pesadas. Esta semana pinta mejor que la anterior, tengo que viajar por trabajo y entrenaré en banda la gran mayoría de la semana, y el fin de semana me tocan 25 kilómetros para los cuales espero en Dios ya no estar adolorida.
En realidad el entrenamiento para el maratón tiene 4 o 5 semanas realmente pesadas, el resto son puras endorfinas y felicidad. Yo estoy pasando por esas semanas del terror, en las que realmente me parece una locura haber tomado la decisión de correr otro maratón, ¿realmente es una decisión inteligente someterse a este sufrimiento? ¿todo para volver a correr el maratón en alrededor de 5 horas? Suena (y quizás es) bastante estúpido, pero ya estoy en esto y bajarme del barco a estas alturas sería peor fracaso que correr mi peor tiempo en Nueva York.
Sé que el tono de este blog cambiará en un par de días y todo volverá a la normalidad, a la emoción por estar ya casi ahí, y a la sensación de que ya hemos hecho todo para cruzar esa meta; pero hoy, me mantiene con vida saber que al terminar mi entrenamiento más pesado en dos semanas, me espera el Corona Capital de recompensa, y de ahí, el fabuloso taper.
Quizás sea como dice mi papá, llega un momento en que lo único que necesitas para terminar el maratón es paciencia. Lo mismo con los entrenamientos, paciencia, constancia y buen ánimo.
Lo peor es que todo esto lo desató un masaje, martirio que tengo que repetir en un par de semanas, por indicaciones de mi entrenador...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario