lunes, 29 de septiembre de 2014

Madness

FALTAN 33 DÍAS PARA EL MARATÓN DE NUEVA YORK.

No tuve un buen fin de semana. Tal como lo anticipé, el masaje del viernes me dejó hecha garras y gravemente adolorida de las piernas.

Con esfuerzos me desperté el sábado dispuesta a correr los 20 kilómetros que me tocaban, y apenas pude correr 5. De los kilómetros más sufridos de mi vida, sentía que eran los kilómetros de afloje post-maratón, verdaderamente terrible...

Sin embargo, ya con más energías pude saldar la deuda el domingo, y nuevamente en el Naucalli, corrí mis 20 kilómetros completitos. En momentos me sentía ratón dando vueltas al mismo circuito, pues corrí casi 7 veces un circuito de 3 kilómetros, aunque tampoco fue aburrido. No conozco todos los parques de la ciudad, pero el Naucalli es un excelente lugar para correr.

Quedan solo dos semanas pesadas de entrenamiento, y quizás por eso es que siento las piernas pesadas. Esta semana pinta mejor que la anterior, tengo que viajar por trabajo y entrenaré en banda la gran mayoría de la semana, y el fin de semana me tocan 25 kilómetros para los cuales espero en Dios ya no estar adolorida.

En realidad el entrenamiento para el maratón tiene 4 o 5 semanas realmente pesadas, el resto son puras endorfinas y felicidad. Yo estoy pasando por esas semanas del terror, en las que realmente me parece una locura haber tomado la decisión de correr otro maratón, ¿realmente es una decisión inteligente someterse a este sufrimiento? ¿todo para volver a correr el maratón en alrededor de 5 horas? Suena (y quizás es) bastante estúpido, pero ya estoy en esto y bajarme del barco a estas alturas sería peor fracaso que correr mi peor tiempo en Nueva York.

Sé que el tono de este blog cambiará en un par de días y todo volverá a la normalidad, a la emoción por estar ya casi ahí, y a la sensación de que ya hemos hecho todo para cruzar esa meta; pero hoy, me mantiene con vida saber que al terminar mi entrenamiento más pesado en dos semanas, me espera el Corona Capital de recompensa, y de ahí, el fabuloso taper.

Quizás sea como dice mi papá, llega un momento en que lo único que necesitas para terminar el maratón es paciencia. Lo mismo con los entrenamientos, paciencia, constancia y buen ánimo.

Lo peor es que todo esto lo desató un masaje, martirio que tengo que repetir en un par de semanas, por indicaciones de mi entrenador...

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