martes, 31 de marzo de 2015

Seis Meses Atrás

Ni cuenta me di, pero ya faltan menos de 6 meses para el Maratón de Berlín! Sé que el entrenamiento formal empieza hasta junio-julio pero siento nervios. Esto me llevó a analizar mi comportamiento 6 meses antes de cada maratón que he corrido.

En agosto de 2011, cuando faltaban 6 meses para el Maratón de Austin (febrero de 2012) yo iba llegando a vivir a esa ciudad, hacía el calor más infernal que he sentido en mi vida. A principios de septiembre haría un triatlon sprint ahí mismo, por lo que mis entrenamientos en ese mes fueron 13 en total, 9 de carrera y 4 de bicicleta. El 10K más cercano a esa fecha lo corrí a finales de septiembre en 1:04:39, pesaba 10 kilos menos que ahora. El resultado del maratón: 5:20:51 y el sentimiento de invencibilidad más grande del mundo.

En abril de 2013, faltando 6 meses para el Maratón de Chicago correría solamente 6 veces, una de ellas la Carrera Imagen en 1:10:49. Para este maratón entrené poco y mal todo el tiempo. El resultado fue un maratón muy sufrido y triste, 5:42:56.

En mayo de 2014 (6 meses antes del Maratón de Nueva York) entrené 9 veces, y el 1o de junio de 2014 hice la Carrera Cinemex en 1:11:52. El resultado: 5:42:47 en un maratón difícil y con viento, pero ampliamente disfrutable.

Este marzo de 2015 llevo 13 entrenamientos de carrera y falta el de hoy, a eso hay que sumarle 2 entrenamientos de natación y al menos 3 de cross training (pesas). Mi 10K más reciente fue la carrera nocturna del sábado pasado con 1:11:35 (paradas a hacer pipí y para limpiar el zapato incluidas).

Es incierto cómo me puede ir en Berlín, con 6 meses tengo tiempo de sobra para bajar de peso y mejorar tiempos, además de que este año he sido mucho más constante con mis entrenamientos y he logrado bajar poco a poco los tiempos gracias a las series de 300, 400, 800 y 2000 que me pone mi entrenador (hoy tocan 5X800).

Estos 6 meses tendré que sacrificar mucho, dejaré de pensar en postres y hamburguesas para pensar en almendras y zanahorias baby, tendré que abstenerme de salir de fiesta cada fin de semana y pasar desvelones, y es indispensable vencer a la flojera y mi reloj interno que me pida quedarme en la cama 30 minutos más.

Ya no quiero ponerle excusas a los resultados de mis maratones, quiero ponerle ánimos. Se vienen 6 meses de esfuerzos, pero estoy segura que la recompensa lo vale.

¡A entrenar!

lunes, 30 de marzo de 2015

Here Comes the Night Time

Desde el 2009 juré no volver a correr una carrera nocturna. Pasaron 6 años y me di la oportunidad de hacerlo de nuevo, principalmente porque el año pasado escuché maravillas de la Carrera Energizer, e incentivada por el hecho de que la correría gratis, pues gracias a Runner's World me gasté solo 100 pesos en los taxis de ida y vuelta (¡bendito Uber!).

Aquella vez recuerdo que la carrera fue un viernes de agosto (o en algún mes caluroso) en el Parque Fundidora de Monterrey, fue un "5K nocturno" pero en realidad había mucho sol, empezó alrededor de las 7 de la tarde. Se llamaba Rock & Run y la medalla tenía impresa la imagen de Michael Jackson pues habría muerto algunas semanas atrás (aunque MJ es el rey del pop, pecata minuta). Fueron desgastantes el calor y la logística de ir al medio día por el número y regresar horas después a correr al mismo lugar.

Sin embargo, la experiencia de la Energizer Night Race fue distinta. Primeramente por el clima, lluvia y granizo amenazaban la tarde, pero finalmente cedieron. Comenzamos la carrera con un clima excelente y 40 minutos después de haber arrancado comenzó a chispear y después a llover. Una lluvia leve, nada grave...

Los primeros kilómetros fueron interesantes, decidí ponerme en la cintura la linterna que nos dieron en el paquete de competidor (su uso era obligatorio), pues al calentar con ella en la cabeza me di cuenta de que no alumbraría el camino salvo que corriera los 10 kilómetros con la vista hacia el piso (postura totalmente incorrecta), y que de no ver con claridad el camino un tropezón sería inminente. Persona que me veía con la linterna en la cintura cuchicheaba con el de junto mientras me observaba, pero decidí que no era prudente dar explicaciones, cada quien corre como mejor le plazca y si 4999 personas querían correr sin ver el piso o con una postura incorrecta, no sería mi problema.

Pasando un par de tropezados tuve que hacer una parada técnica en un baño de un estacionamiento, lo cual me pudo haber costado de 2 a 3 minutos de tiempo. Las ganas de hacer pipí eran incontenibles, no había opción.

Los últimos kilómetros fueron un martirio, en la ruta o subías o bajabas, ni un centímetro era plano, y sin darme cuenta había corrido del kilómetro 2.5 al kilómetro 5 a un paso de aproximadamente 5:50 por kilómetro. ¡Ni las series de 2,000 que he estado haciendo me han salido a ese paso! Yo quería correr a 6:40 pero la adrenalina y el gel con chía que me comí en el primer abastecimiento hicieron de las suyas. El resultado era de esperarse, en los últimos kilómetros tuve que parar ocasionalmente con dolor de caballo, cansada pero con ganas de seguir igual de rápido.

Al final terminé la hazaña en 1:11, ni mal ni bien considerando las circunstancias. Nos dieron la medalla, agua, gatorade y fruta (totalmente fuera de lugar dar fruta después de una carrera nocturna, mal ahí), ni estiré y me fui a buscar Uber antes de que la gente decidiera irse y se saturara de nuevo el internet.

A los 15 minutos llegué a casa, estiré durante un largo tiempo, me bañé, me cambié para ir a una fiesta que tendría en la Condesa, cené algo ligero y...caí. ¡A dormir, hoy no se sale!

Me gustó la carrera, había mucha gente motivada y la realidad es que fuera de ser funcional se veían increíbles las linternas en la cabeza de todos los corredores (menos en la mía). Sigo sin entender por qué si mis entrenamientos son por la tarde esta vez quedé totalmente agotada y sin energías, pero creo que algo tuvo que ver el hecho de que no hice buen trabajo en llevar un paso estable.

Todavía tengo mucho que entrenar, las últimas carreras que había corrido lo había hecho "por terminarlas" sin realmente sentir que puedo ir más rápido y hacerlo mejor. Esa noche entendí que puedo hacerlo, si sigo entrenando y le sigo echando ganas a la dieta, más pronto que tarde podré romper mi marca de 57:15.

No sé si volvería a correr una carrera nocturna, pero por lo pronto ya no les tengo odio. Si nunca han corrido la Carrera Energizer anímense el año quentra, pero prueben usar la linterna en la cintura y en la cabeza a ver dónde les sienta mejor sin arriesgar su postura, y asegúrense de cancelar desde antes cualquier plan de fiesta posterior a sus 10 kilómetros pues acabarán, aunque sonrientes, con las piernas destrozadas.

domingo, 29 de marzo de 2015

Blue Morning, Blue Day

El viernes tuve la oportunidad de ir a una conferencia teórico-práctica impartida por Nora Toledano. Nora es una nadadora de aguas abiertas, la sexta mujer y primera latinoamericana en haber cruzado el Canal de la Mancha de ida y vuelta. Se dice fácil, pero son más de 70 kilómetros nadando sin poder ni siquiera recargarse en la lanchita, y con una pausa de escasos minutos en la costa del otro lado. Para ella fueron casi 24 horas seguidas de natación...

La plática fue más bien informativa, nos presentó los detalles más relevantes de la natación en aguas abiertas y la realidad es que es un mundo totalmente distinto a la natación "ordinaria". Después nos puso algunos ejercicios entre los que estaban aprender a respirar de los dos lados (respiración bilateral, le llaman), nadar con la cabeza de fuera como cocodrilo, y nadar en pelotón para acostumbrarnos a los codazos y patadas.

Yo pensaba que la natación de aguas abiertas consistía únicamente en nadar en mar abierto y en competencias del estilo del Canal de la Mancha; pero también incluye nadar el ríos o lagos, por lo que prácticamente cualquier triatleta que haya hecho algún triatlón (que no sea el de Monterrey) puede palomear de su "bucket list" ese objetivo, incluyéndome.

Otro hallazgo sorprendente es que al hacer la parte práctica me di cuenta de que mi natación es igual o mejor que el resto de los atletas que compartieron conmigo la conferencia, inclusive -sin temor a sonar soberbia- yo era de las pocas que realmente podía respirar por los dos lados, técnica que aprendí aproximadamente a los 8 años con las maestras de natación más sanguinarias de la época. Además, la gran mayoría de los asistentes eran triatletas buscando una razón para no seguir odiando la natación, mi caso es distinto pues realmente es un deporte que me gusta practicar, me relaja y me hace sentir motivada.

Esto me lleva a pensar que algún día debería entrenar natación como Dios manda, creo que ya suficiente ventaja les llevo a los demás al no odiar ese deporte.

Al final, Nora me firmó la copia de su libro "A Cada Brazada: El Azul Interminable" con el siguiente mensaje de motivación:

Empecé a leer su libro hace un par de años y me quedé a la mitad. Quedé en ridículo cual candidato presidencial en Feria del Libro, pero le prometí a Nora que este año lo terminaría.

El encuentro me encantó, a pesar de que su plática no tuvo tintes motivadores su sola compañía sí logró ese objetivo, fue una excelente mañana de viernes que ojalá se pudiera repetir más seguido...

martes, 24 de marzo de 2015

Primavera Cero

La primavera ya está con nosotros desde hace algunos días. Dicen que en algunas partes del país tardó un poco en llegar, y hasta hoy se ha sentido por fin un poco de calor, pero en la Ciudad de México empezó como ha empezado todos los años que he vivido aquí: con sol por las mañanas y lluvia por las tardes.

En realidad no odio la lluvia salvo por el tráfico que ocasiona y porque arruina mis entrenamientos vespertinos, aunque quien los arruina en realidad son los charcos. De eso seguramente hablaremos en muchas ocasiones más adelante.

Esta primavera tiene retos interesantes para mí, pues al despedirme de la misma estaré entrando ahora sí a la etapa de entrenamiento para el maratón de Berlin. Entrenaré todo el verano y festejaré el inicio del otoño con un concierto de U2 y 42 kilómetros de felicidad por calles alemanas.

¿Qué nos depara entonces la primavera? Para empezar este sábado tengo la carrera nocturna Energizer, es mi segunda carrera nocturna y la segunda carrera para la cual recibo una cortesía, así que auguro una buena experiencia. Al correr en la oscuridad, estaré en cada pisada implorando no caerme, deseenme suerte (ahora sí, pues para esto sí se necesita suerte).

Si no muero en la carrera nocturna, a finales de abril tengo el 21K Nike Women. No soy fan del derroche de estrógeno que implica una carrera exclusivamente para mujeres, pero estoy segurísima que de no haberme inscrito me iba a arrepentir. Eso si, no se sorprendan si hago muecas al escuchar las frases "corre como mujer" (no puedo correr de otra forma, soy mujer), "tu puedes" (si no pudiera no me hubiera inscrito), "corramos todas unidas" (me inscribí a esta carrera junto con miles de mujeres más por lo que inevitablemente tendré que correr al lado de ellas). Organizadores de la carrera Nike para mujeres, por favor ya no digan ridiculeces, gracias.

En la línea divisoria entre la primavera y el verano tengo el 21K del día del padre. Desde que llegué a la Ciudad de México he querido correrlo y nunca he podido, así que si Dios quiere este año debutaré en esa carrera. Estoy segura que no será la única vez que la corra, algo me lo dice...

Espero que esta primavera signifique un buen preámbulo de lo que me espera en el entrenamiento para el maratón; ya corrí una vez 21 kilómetros este año y estoy mejorando poco a poco mis tiempos y mis ánimos. ¡Voy por un excelente maratón!

La primavera nunca ha sido mi estación favorita del año para correr, pero no veo por qué este año no intente hacerla inolvidable, quizás cambie de opinión...

viernes, 20 de marzo de 2015

Book of Revelation

Desde hace algunos meses mi novio me incitó al hábito de escuchar audiolibros. La finalidad era que nos acompañaran en el tráfico, y utilizar ese tiempo "perdido" de forma productiva. Definitivamente es mejor escuchar un audiolibro que a un locutor de la radio.

En esos meses he escuchado varios libros interesantes, principalmente relacionados con correr.

El primero de ellos fue el libro de Alexandra Heminsley "Running Like a Girl". Fue muy interesante y motivador pues describe los sentimientos de una persona amateur como yo y como muchas, me sentí plenamente identificada. Lo recomiendo mucho si son mujeres principiantes que aman correr, y que no tienen más aspiraciones deportivas que hacerlo para disfrutarlo. Me gustó principalmente porque, como este blog, es una lectura sincera sin mayores pretensiones ni complicaciones. Entretiene y motiva.

 
El segundo libro de correr que escuché fue "Born to Run". Este libro tan maravillosamente famoso que hace una descripción hermosa de nuestro país y de la cultura Tarahumara. Me pareció que esta historia pudo haber quedado plasmada en varios libros: uno de por qué correr descalzo y de las "falacias" de la industria de la ropa deportiva; otro de los Tarahumaras, quiénes son, por qué corren, cómo se alimentan; otro de la historia de Caballo Blanco y la búsqueda de la carrera perfecta; otro de la historia del autor. En ocasiones me parecía confusa la historia y requiere mucha concentración para poder entender todo el contenido del libro, por lo que no recomiendo escuchar el audiolibro sino leerlo. Me gustó principalmente por la forma en que se expresa el autor de los Tarahumaras, y por conocer un poco más de Caballo Blanco.


Finalmente, hoy en la mañana terminé el libro de Rich Roll "Finding Ultra". A raíz de que Rich Roll sería el invitado especial para el Running Day que fue en la Ciudad de México, empecé a investigar sobre su vida y me topé con una enorme sorpresa. A pesar de que no comparto para nada su filosofía vegana y considero demasiado extremosa su afición por los ultramanes, me encantó su testimonio de vida. Su mensaje no va orientado a dejar el alcohol, la carne y los lácteos para convertirse en ultraman, o para lograr correr 5 Ironman en una semana; sino vencer las adicciones para convertirse en la mejor versión de uno mismo, lo que sea que esto implique sin que necesariamente signifique volverse atleta de alto rendimiento, o simplemente atleta. Me gustó la sinceridad con la que el autor habla de las adicciones que lo estaban hundiendo como persona, y me resultó motivador escuchar un testimonio de superación. Aunque nuestras situaciones son totalmente distintas (ni soy alcohólica ni haré ultramanes jamás), me queda claro que si él pudo hacerlo, yo puedo...



Aún tengo una amplia selección de libros de correr que quiero leer, pero específicamente el "Once a Runner" quisiera leerlo en papel, creo que es un libro que me dejará mucho. ¿Quién ya lo leyó?

jueves, 19 de marzo de 2015

A Day in the Life

Hace un par de semanas fui al evento Running Day en Monterrey, organizado por Runner's World. Dos cosas sobresalieron sobre el resto del evento (que estuvo en su totalidad excelente).

La primera fue conocer al Sr. Haile Gebrselassie. Jamás pensé que iba a tener enfrente a Haile; en realidad nunca fue un sueño conocerlo a él como lo es conocer a Alanis Morissette o a Florence Welch. Pero circunstancialmente y sin que en el pasado haya sido una figura de gran influencia para mí, así fue.

Resultó bastante interesante escucharlo hablar. Por más que hemos leído de él no es lo mismo verlo en persona, y su mensaje no fue de superación personal estilo "síganle entrenando, ahí la llevan, vayan por Boston, sí se puede, si yo puedo tú puedes", sino que se centró en lo más profundo de los sentimientos más básicos de un corredor.

Haile nos dijo que correr es nuestra vida y que es lo único que tenemos que seguir haciendo, incluso hasta nos hizo prometer que así sería. Jamás habló de tiempos, competencias, objetivos, medallas, solo de correr, por correr, porque él sabía que para los que estábamos ahí sentados frente a él, correr es nuestra vida. Nos dio también un mensaje de lucha en contra del sedentarismo y la obesidad, y nos invitó a no dejarnos "apendejar" -no lo dijo con esa palabra pues la plática fue en inglés, pero estoy segurísima de que eso fue lo que él quiso decir- por la tecnología.

Haile no solo es el mejor maratonista de los últimos tiempos (el Michael Jordan o Michael Phelps del atletismo pues), sino que también se muere de ganas de hacer cosas por su país, por mejorar la calidad de vida de los etíopes, por dar fuentes de empleo, inclusive quiere ser presidente. No solo es un gran atleta, es un gran ser humano.

El otro tema fue compartir el evento con mi entrenador Benjamín Paredes; pero sobre todo, valorar su trabajo y compañía en cada entrenamiento. Muchas veces no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que alguien más nos lo hace notar, y la realidad es que formar parte de su equipo es un regalo que pocos tienen y que debo aprovechar al máximo.

De este evento me llevo la motivación de seguir adelante y el compromiso de disfrutar más mis entrenamientos, de no dejarme asustar por las distancias largas, de desafiar a las abdominales y encararlas con más gusto que pena cada vez que se me presenten, de confiar en el entrenador y no dejarme guiar por mi instinto amateur.

Me hubiera encantado ir al Running Day de la Ciudad de México para conocer a Rich Roll (sobre todo porque su audiolibro me ha estado acompañando en el tráfico en las últimas semanas). De verdad si tienen oportunidad de ir el año quentra a este evento se los recomiendo muchísimo, saldrán con una sonrisa, garantizado!

martes, 10 de marzo de 2015

Friends will be Friends

Correr me ha traído además de cosas buenas para la salud mental y física, muchas nuevas amistades. Entre ellas están esas personas con las que he coincidido en grupos de corredores, en líneas de salida en las carreras, en aviones viajando rumbo al mismo maratón, inclusive aquellas personas que comparten mi pasión y que no conozco personalmente sino solo a través de redes sociales.

Pero nada se compara con tener un amigo que corre. Un amigo que ya era amigo tuyo, pero que ahora además de ser tu amigo, es corredor, con el que puedes compartir todo sobre correr.

Dos de mis "amigas que corren" se convirtieron en maratonistas el pasado 1o de marzo. Casi con la misma alegría con las que las vi cruzar la meta, veía los avances de sus entrenamientos por Facebook. Corrieron primero 15, después 21, después subían fotos en donde desafiaban a la temporada navideña misma para levantarse a correr 30, 32, 36 kilómetros! Por momentos pensaba que estaban locas, pero muy en el fondo no podía evitar sentir envidia por esa locura, quería correr con ellas y estar viviendo lo que estaban viviendo...

Aunque la reseña de cada uno de sus maratones debiera ser contada por ellas mismas, las dos lograron su objetivo y terminaron su primer maratón felices y, a juzgar por sus sonrisas en las fotos, con ganas de correr otro tan pronto sea posible. No me queda la menor duda de que sienten eso no no solo por haber entrenado bien y por el síndrome del maratonista reincidente, sino por el apoyo y cariño de mis otras amigas que fueron al maratón de porra con pancarta, matraca y gatorade en mano, porra que me incluía aunque yo solo fuera a correr 5 o 10 kilómetros.

Yo he estado en los dos lados de la porra. En dos ocasiones he sido una entusiasta porrista y aunque confieso que es terriblemente aburrido esperar horas para ver pasar al atleta durante 30 segundos, esos 30 segundos de compañía valen absolutamente toda la espera. Del otro lado había estado solamente en una ocasión, cuando mi novio y varios amigos fueron a Nueva York a echarme porras al maratón, otra experiencia totalmente fuera de serie que, de forma inconsciente, une a las amistades de una forma impresionante, pues ver una cara amigable en el kilómetro 37 de un maratón no tiene precio en el mercado.

La fiesta del pasado 1o de marzo fue para todas, las corredoras se convirtieron en maratonistas para toda la vida, recibieron una medalla que pueden grabar con su nombre y tiempo para la posteridad y una marca en el corazón que no se borra con nada; y las porristas representaron para mí y para las nuevas maratonistas un signo de cariño, apoyo y amistad que un corredor jamás olvidará.

A todas ellas, les quiero dar las gracias por hacer de un evento en el cual yo no participe al cien, una de las mejores carreras que he tenido. Yo no pude tomar la medalla del maratón al cruzar la meta del MIL15 , pero me llevo una medalla emocional que durará más que cualquier otra medalla que cuelgue en mi medallero. Berlín va por ellas, por todas, las que corren y las que no.

Ya todas eran mis amigas pero ahora lo son más, y no puedo esperar para festejar este logro con ellas, pues quien sabe, si en la anterior borrachera que tuvimos dos de ellas prometieron correr un maratón, quizás en la siguiente otras de ellas pasen a ser de esas "amigas que corren".

lunes, 9 de marzo de 2015

El Fin de la Infancia

Cansada de viajar, no he podido escribir en mi blog en varias semanas, y vaya que han pasado cosas increíbles, empezaré poco a poco...

Hace algunos meses hice la promesa junto con dos amigas, que correríamos el Maratón Lala este 1o de marzo. Esa promesa yo no la pude cumplir por varias razones, pero me dio una inmensa alegría ver que ellas sí cumplieron con esa meta, y vaya de qué manera.

Otro contagiado de la euforia lagunera fue mi papá, decidió hacer la locura de correr el maratón tras varias semanas de recuperación de una fractura, y lo hizo excelente. Como ya es costumbre, yo lo acompañé algunos kilómetros (18 para ser exacta), y para mí el viaje fue maravilloso.

Torreón es la ciudad en la que vi, literalmente, mi primera luz, viví ahí toda mi infancia y pubertad; me mudé a Monterrey a los 17 años en las vísperas de convertirme en adulto y, aunque es triste, por varias circunstancias me considero más regiomontana que lagunera. He vuelto a Torreón infinidad de veces por cuestiones principalmente sociales, pero jamás he olvidado a las personas que dejé ahí siendo yo una adolescente, y éstas tienen un lugar muy especial en mí.

Hablar de los lugares de Torreón es distinto, pues no consideraba tener atadura sentimental alguna hacia éstos, hasta el pasado 1o de marzo. Tenía años ya sin transitar por las calles de mi ciudad, sin detenerme a observar los camellones llenos de palmeras, sin pasar por el Teatro Isauro Martínez (lugar donde bailé más de 5 veces en los festivales de Ballet), sin asomarme a la tienda Gonher a donde me llevaban desde niña a comprar cassettes, sin pasar por la Central (calle en la cual pasábamos tardes enteras dentro de un coche platicando estupideces de adolescentes), sin pasar por la Alameda y recordar aquella vez que -según se lo confesé por primera vez a mi papá durante el maratón- me salí de la escuela con un par de amigos y nos fuimos a pasear y a comprar un elote, sin pasar por aquellos restaurantes a los que yo quería ir y mis papás -sin mucha explicación- nunca nos llevaban.

Me llenó de gusto que por fin pude correr en el Bosque Venustiano Carranza, y hasta los baños visité. Me dieron ganas de volver este sábado, y el siguiente, y de hacer ahí mis carreras largas aunque a la quinta vuelta lo considere más aburrido que los Viveros de Coyoacán.

Correr por las calles de Torreón fue hacer un viaje de regreso a mi infancia, por primera vez en muchos años me volví a considerar lagunera, y solamente me bastaron 18 kilómetros para entenderlo.

En mi siguiente publicación, la experiencia del Maratón Lala, la hazaña de mis amigas (las nuevas maratonistas y las que fueron de porra), el por qué tendré que correrlo algún día, y demás curiosidades relacionadas...