jueves, 11 de septiembre de 2014

Love to Hate you

FALTAN 51 DÍAS PARA EL MARATÓN DE NUEVA YORK.

¡Cómo no entrar en pánico si faltan solo 51 días para mi maratón! Algunos de estos días han transcurrido muy lentos pero otros se me van como agua.

Tengo justo el tiempo contado para completar la parte alta de mi entrenamiento, y hacer lo que se denomina "taper", conocido como el tiempo de más estrés y aburrimiento para los maratonistas, tras haber logrado las carreras más largas y experimentar ahora un poco de descanso pre-maratón.

Sin embargo, hoy quisiera hablar nuevamente de mi relación amor-odio con la caminadora. Por alguna razón me sigue pareciendo muchísimo más pesado correr en la caminadora que en la calle, y el aburrimiento que me provoca hacerlo muchas veces me parece desmotivamente y me ha orillado a saltarme entrenamientos.

Pero ayer, como no tenía más opción que hacer eso, fui al recientemente inaugurado gimnasio de mi edificio, y me subí a la caminadora. Las condiciones del gimnasio no pueden ser peores, tiene dos televisiones que no tienen señal ubicadas atrás de las caminadoras, y todos los aparatos de ejercicio tienen vista hacia una pared vacía. No hay música, no hay toallas, no hay ni siquiera toallitas limpiadoras, y además hace calor. Y sin embargo, mi entrenamiento de ayer fue muy bueno. Corrí casi 7 kilómetros en varios intervalos: 1.5 minutos caminando, 3.5 minutos a 7:00, 5 minutos a 6:45 y 5 minutos a 6:30.

Terminé no contenta pero sí satisfecha, al menos con la sensación de que si hoy el clima y el tráfico no me permite ir a correr con mi entrenador, no va a ser el fin del mundo hacer mi rutina en la caminadora. Esto ya es un gran avance, un paso gigantesco para mí,

¿A qué le adjudico esto? Las razones son muchas y muy variadas, pero creo que el pánico escénico que me está causando el ver que la fecha se acerca cada día más es la razón más importante. Otra razón es que estoy muy motivada con mi entrenamiento y mi dieta, por lo que no quiero romper el circulo virtuoso en el que me encuentro.

Hoy quisiera con todas mis fuerzas ir al Sope a correr con mi entrenador, pero no sé si podré hacerlo ya que el pronóstico del tiempo indica lluvia con granizo y eso implica que el traslado de mi oficina al Sope se aumente de 30 minutos a mas de una hora. Una de las grandes lecciones que he aprendido al vivir en una ciudad tan grande y complicada como esta, es que hay que aprender a optimizar los tiempos. Quizás correr en la intemperie sea un berrinche el día de hoy, por lo que si no va a ser posible, tendremos que atacar nuevamente la caminadora.

Quizás mañana mi reseña sea nuevamente una relación de odio hacia ella, pero ayer no me la pasé tan mal.

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