domingo, 30 de noviembre de 2014

Texas Kind of Way

Pasó prácticamente toda la semana sin que escribiera en el blog, pero no por eso dejé de entrenar.

El martes tuve un entrenamiento breve en la caminadora del hotel de Nuevo Laredo, en un gimnasio bastante deficiente y en donde tuve que hacerle honor a la ética del corredor y bajarme de la caminadora en cuanto cruzara los 30 minutos, pues había gente esperándola. Nada relevante, ni bien ni mal.

El jueves, por las festividades del Thanksgiving, fuimos mi papá y yo a una carrera de 5 millas. Muy concurrida, muy familiar, con muchos ánimos pero como siempre en Austin, sin medalla. Mi papá recién recuperado de su lesión en el pie, ya por fin volvió a correr, y lo ha hecho muy bien. El evento en general fue muy padre, y al menos eso nos permitió no sentirnos tan mal con el atascón de carbohidratos de la cena de Thanksgiving, fiesta que no celebramos ni conocemos pero como dicen "a donde fueres haz lo que vieres", así que si ese jueves se comen carbohidratos al por mayor, pues lo hacemos también nosotros.

Finalmente ayer tocaba distancia, e intenté usarla para calarme a ver si puedo correr el Maratón Lala. Todo funcionó perfecto, corrí 17 kilómetros y creo que puedo ir incrementando la distancia para poder hacer el maratón en un par de meses. Creo que también influye que correr en el río me trae muy buenos recuerdos y me hace las distancias mucho más soportables.

De verdad es que una de las cosas por las que amo ir a Austin es porque la ciudad misma te invita a hacer ejercicio; no solo hay infinidad de lugares increíbles para ir a entrenar, sino que al parecer toda la ciudad se dedica a eso durante algunas horas de la mañana los fines de semana.

También disfruto mucho correr en la Ciudad de México, pero sí nos hacen falta tanto lugares para correr más accesibles, bonitos, con baño y bebederos, como ambiente que invite a ello. Digo esto a escasas horas de que se haya corrido la carrera más popular de la ciudad (y quizás del país), aquella carrera de Nike en la que muchos nos hemos iniciado en este hábito; espero que esta carrera no solo signifique un paseo dominical diferente, sino quedarse en esto.

Espero poder volver pronto a Austin, pero por mientras, con tráfico o no, con parques o no, empezamos mañana tanto la dieta como el entrenamiento para Torreón.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Better Life

A raíz de que, una vez que me cobren, será oficial que correré el año quentra el maratón de Berlín, he estado pensando mucho en mis futuras metas como corredora.

Ayer tuve la oportunidad de participar en un trote-peregrinación que organizó el entrenador con el que voy, fue una experiencia muy padre pues no solo pude convivir con otros atletas como yo, sino que además me di cuenta de que para poder hacer amigos dentro del grupo tengo que ir a los entrenamientos. Todo eso, además de la experiencia de visitar a nuestra Señora a pocos días de su fiesta.

Con todo el tráfico que han generado las marchas por la situación actual de nuestro país, me es prácticamente imposible ir a los entrenamientos sin que esto implique pasar algunas horas dentro del tráfico; sin embargo esta situación cambiará a partir de enero con motivo de que mi oficina se mudará a otra zona de la ciudad, por lo que ahora sí no tendré pretexto para faltar a los entrenamientos.

Sé que hace un par de publicaciones dije que por el momento estaba contenta con mi nivel, y que no me importaría cuánto tiempo hiciera en el maratón de Nueva York; todo eso es cierto pero después de haberlo corrido y viendo que la solución está enfrente de mis narices, he decidido que ya no quiero ser de las corredoras que hacen 5 horas en los maratones solo por no querer dar ese “plus”. Tengo muchos hábitos que cambiar y empezaré poco a poco, tengo que bajar de peso aunque me cueste sangre, tengo que hacer ejercicios de fuerza aunque los odie, tengo que ir a los entrenamientos aunque haya tráfico. Sé que todo esto a la larga no se traducirá solamente en un buen maratón, sino en una mejor calidad de vida, y al final es lo que quiero lograr con todo esto.


Con la felicidad de que ya volví a correr más de 10 kilómetros después de mi maratón y me siento perfecta, este fin de semana estaré en Austin y me daré el lujo de ir a correr a uno de los lugares donde más he disfrutado correr, donde hice mi primer triatlón, donde corrí por primera vez más de 30 kilómetros, donde empezó toda esta obsesión…

viernes, 21 de noviembre de 2014

Hoy Hace un Buen Dia

En estos tiempos en los que nuestro país no da para nada feliz qué contar, he tenido que hacer mi propia cortina de humo que me permita alejarme de lo negativo. Quizás sea cegarme a ver la realidad, pero no soporto más malas noticias y tampoco creo tener nada valioso qué aportar al tema.

Quizás por eso me sienta hasta culpable por seguir escribiendo de maratones y de correr, y no de la inmensa tristeza y pesadez que siento al ver así a mi país. Sin embargo, lo seguiré haciendo y si alguien pretende criticar mi "frivolidad" sus razones tendrá.

Por lo pronto, otro de mis sueños se me hizo realidad, me inscribí a la rifa de Berlín un día antes de irme al maratón de Nueva York (la rifa cerraba precisamente el día del maratón), y NOS VAMOS A BERLÍN!

He recibido muchos comentarios de gente que lo quiere correr y de gente que ya lo ha corrido, entre ellos que es un maratón muy disfrutable, seguramente más que Nueva York pues al parecer no hay larga y tediosa espera, ni colinas sorpresa.

También tengo pensado correr el maratón de Torreón en marzo de 2015, ya esta semana he retomado el entrenamiento y creo que con constancia, disciplina y buen ánimo podremos tener un muy buen maratón.

Espero que el 2015 sea un excelente año, no solo para mi sino para mi país. Por lo pronto, no hay por qué detenerse, a este año le quedan todavía 40 días...


martes, 18 de noviembre de 2014

Keep it Healthy

Creo que hasta que empecé a hacer ejercicio, no había valorado tanto mi salud.

En secundaria solía ser bastante enfermiza de gripa, tenía inclusive alergias y las padecía terriblemente. Después eso pasó y gracias a Dios he sido una persona sana, sin mayores achaques que los normales de una persona de mi edad (ya uso lentes, una mal pasada de copas me cuesta 2 días, y los festines del 16 de septiembre me engordan 1 kilo automáticamente, aunque solo huela de lejos el pozole).

Pero ahora una gripa que me mande a descansar durante 3-4 días se siente como la peor de las enfermedades...no por la gripa sino por el sedentarismo al que me orilla.

El año pasado sucedió lo mismo, terminé el maratón y me vino una gripa digna de ser olvidada. Quizás el cuerpo estuvo aguantándose las ganas de enfermarse durante todo el proceso de entrenamiento, o quizás el frío de Staten Island finalmente hizo de las suyas 2 semanas después.

También dicen que las gripas son un mensaje del cuerpo de que quiere ser "apapachado". ¿Qué no se siente apapachado el cuerpo después de correr 30 kilómetros en el sol? ¿No se siente mejor después de un masaje deportivo en el cual los músculos terminan destrozados? ¿Por qué mi cuerpo no se divirtió tanto como mi mente en el maratón? Quizás como dice el video del día después del maratón, los esfuerzos de terminar un maratón (y entrenarlo, por supuesto) solamente los aprecia el corazón, porque el resto del cuerpo los padece y en serio.

En mi caso, los malestares musculares post-maratón duraron dos días solamente y se redujeron a no poder bajar escaleras con gracia y estilo, pero el gripón que me dio desde el jueves pasado no ha cedido del todo.

Me urge volver a la normalidad, pues tengo que decidir esta semana si voy a correr el maratón Lala o si, por instrucciones del entrenador, me guardo hasta futuras fechas.

Esta es otra de las cosas que tanto le agradezco al ejercicio, me ha hecho ser mucho más consciente de mi salud, y me ha enseñado sobre la importancia de cuidarme para poder cumplir mis objetivos. Ya solamente falta que el cuerpo automáticamente me mande ondas cerebrales que me hagan odiar los pasteles, las papas fritas y el vino, para preferir el apio, las zanahorias y las cosas sin sal. Ese día jamás llegará, pero por lo pronto, además de agradecerle a Dios porque no tengo ningún problema de salud, me tengo que quitar esta gripa de encima...

GRIPA, SAL YA DE ESTE CUERPO ROCKERO, CORREDOR Y CHAMBEADOR!!!!!

martes, 11 de noviembre de 2014

Reflexiones en la Mesa

De cada carrera se obtiene una reflexión, pero hay carreras que nos dan más que otras. Para mí este maratón fue especial por muchas razones, y mis reflexiones son las siguientes:

* Me inscribí a la rifa del maratón en el 2011 cuando llevaba corridos escasos 2-3 medios maratones, y me inscribí por mera curiosidad pues juraba que jamás correría un maratón, además de que la mayoría del club de corredores en el que estaba lo iría a correr. Cuando me enteré de la política de ingreso decidí inscribirme en 2012 "por si acaso" (para ese entonces ya estaba entrenando para el maratón de Austin) y en 2013 me inscribí con la esperanza de no salir en la rifa pues semanas antes correría Chicago. En 2011 no quería correr maratones honestamente porque pensaba que no podría hacerlo, y 4 años después no hubo ni un solo segundo dentro de las 5 horas 42 minutos que hice en Nueva York, en donde pensara que esa carrera no la terminaría.

* Es un verdadero crimen dar el mismo sabor de Gatorade en toda la carrera, no diré más al respecto.

* A mi también me parecía una estupidez pagarle a alguien para que te dijera cuánto correr y en dónde, y peor aún pagarle a alguien para que te "repare" los músculos que el otro demonio te echó a perder en los entrenamientos. Sin embargo, mis otros dos maratones lo he entrenado sola (acompañada de un plan de entrenamiento que compré por internet) y los resultados no han sido los mismos. Durante el recorrido y aún terminando me sentí acompañada por mi entrenador, por el masajista, por la nutrióloga, por todos! Ellos me habían ayudado a llegar ahí y corrían conmigo.

* No sé si volvería a correr este maratón, me pareció todo muy complicado y caro, y la espera en Staten Island fue un infierno para mí. Me quedé con muchas ganas de volver a correr Chicago, pero para mí Nueva York una vez es suficiente.

* Nunca he hecho trabajo de fuerza y aunque me aburre, creo que es útil para correr un maratón. Si me toma 3-4 horas a la semana le daré la oportunidad, total hay que desquitar la mensualidad del gimnasio! Aunque eso implique algunos días tener doble sesión de entrenamiento.

* Con motivo de mi pisotón en el pie me vi obligada a caminar dos semanas enteras sin tacones. La experiencia fue a la vez liberadora y estresante. Es muy difícil mantener una postura erguida sin usar tacones, y mi estatura real nunca me ha convencido del todo; pero entiendo que usar tacones mientras se entrena tiene más efectos negativos que positivos, por lo que es posible que tenga que invertir un poco en flats bonitos para limitar los tacones a los eventos sociales de alta alcurnia.

* Es el maratón que he corrido con más peso sobre mi ser, y eso evidentemente impacta los tiempos y la energía. Me queda claro que mientras siga teniendo sobrepeso no podré correr más rápido ni será posible salir sin panza en las fotos, así que hay que trabajar mucho por ello. Me tocó nacer con un metabolismo poco favorecedor y con un sentido del gusto muy desarrollado, así que tengo que cargar esta cruz toda mi vida. Estoy plenamente convencida de que esto me será recompensado con un cutis sin arrugas en el futuro, pero por lo pronto tendré que pasar un invierno a dieta y tristemente sin tamales. En los siguientes meses tengo que pasar de Barney a Barbie, creo que le cambiaré de nombre a mi blog en ese sentido... =P

lunes, 10 de noviembre de 2014

Empire State of Mind

Con el dedo gordo entumido de ambos pies, comenzamos a correr los primeros pasos de aquellos 42 kilómetros con 195 metros de felicidad que nos llevarían hasta Central Park.

Mentalmente dividí la carrera en 7 etapas, la primera de ellas era el Verrazano Narrows Bridge, con una distancia de 2-3 millas.

Era cierto lo que decían, empezar el maratón en el Verrazano Narrows Bridge sería, hasta ahora, el inicio más emotivo de una carrera que yo haya vivido. A lo lejos se veía Manhattan, pero cerca de mí el viento se sentía terrible, tanto que me sentía ligerísima pues el viento me movía de un lado a otro.
Por momentos llegué a pensar que el viento desprendería mi número de mi cinturón...¿qué haría entonces sin el número? Ya no me iban a dar mi medalla! Ni mi poncho! Afortunadamente esto no pasó, y el viento lo único que logró fue despeinarme.

Cuando menos me lo esperé íbamos bajando del puente, y nos adentramos a la etapa 2 del maratón: Brooklyn y Queens. Las reseñas indicaban un recorrido "largo y prácticamente plano", a mi me pareció abrumadoramente largo y con muchas colinas, aunque no aburrido. De repente pensaba que me había equivocado y me había inscrito al maratón de San Francisco, no al de Nueva York! Lo que no subía bajaba, no había nada plano, ni un metro, era un timo. Según recordaba esta etapa duraría 16 kilómetros y así lo fue, la cruzamos cuando llegamos a la meta del medio maratón, por fin llegamos a la etapa 3 y ya iba un poco cansada.

La etapa 3 era el Queensboro Bridge, las reseñas indicaban que este era el punto de quiebre de la mayoría de los corredores, cosa rara porque si te quiebras en el kilómetro 21, terminar un maratón se convierte en un infierno. Quizás dicen eso porque en Brooklyn y Queen había muchas porras, niños, policías, agua, gatorade, música...en el Queensboro Bridge lo único que había era acero y corredores. Desde que planee mi carrera pensé en que justamente en esta parte no habría poder humano que me hiciera parar, iba a continuar trotando así tuviera que caminar el resto del maratón. Iba corriendo (más bien trotando en realidad) y ya adentrados unos 500 metros en el puente, me di cuenta de que ERA LA ÚNICA PERSONA CORRIENDO EN TODO EL PUENTE. ¿Qué les pasaba al resto de los corredores? De verdad era una masa de gente, y ni una sola persona corriendo. Pensé que quizás por eso este bloque se convertía en un punto de quiebre, la energía se contagia y si ves a todos caminando a tu alrededor, no ves mal caminar tú...

Me empezaron a llamar la atención unos letreros que estaban colocados al lado izquierdo del camino...3...corrías un tramo largo...4...corrías un tramo largo...5...¿qué serían? Cuando vi que el número 5 estaba colocado cuando el puente comenzaba a bajar (y la gente comenzó de nuevo a correr), pensé que seguramente sería una especie de señalización de que solo habría que correr hasta llegar al número 10, del 1 al 10 y se acaba el puente...y así lo fue. El número 10 nos dio la entrada a  First Avenue, llegamos a Manhattan.

El tramo 4 era First Avenue, no recuerdo cuánto duraba este en distancia pero recorreríamos bastantes calles de Manhattan y en una de ellas seguro encontraría la porra de mi novio y sus amigos. Los mensajee justo antes de entrar al Queensboro Bridge y no me contestaron, pensé que se les había hecho tarde, o que quizás habían preferido irse a otro lado en lugar de sumarse a la porra del maratón; pero cuando llegué a First Avenue abrí de nuevo mi teléfono y vi el mensaje "estamos en 89 y 1st"...

Me fui contando de forma ascendente el número de calles que faltaban para llegar a la 89, como si ahí estuviera la meta. Cuando llegué me topé con una enorme sorpresa, no solo estaban todos ahí listos con su cámara, sino que se habían mandado a hacer camisetas con la frase "RUN LILIANA RUN" y mi número de corredor!!!! Nunca nadie jamás había ido a verme a una carrera, y jamás alguien me había sorprendido con algo así! Los abracé a todos muy rápido, y con una sonrisa los dejé ir, les dije que nos veíamos en 89 y 5th. como en una hora...quizás pasaron hasta dos...

La parte 5 del maratón era el Bronx, en esta parte serían los kilómetros que se conocen como "la pared", entre el kilómetro 32 y el 35. Yo nunca he sentido este fenómeno pues siempre he sido una corredora muy lenta, pero como superstición intento escuchar el par de canciones de The Wall que tengo en mi ipod, para distraer la atención de una pared a otra. Este maratón no fue así, salió HAIM en mi ipod y no me pude resistir. Iba ya trotando muy despacio, pero no me dieron ganas de pararme a descansar. Esta etapa fue breve, faltaba lo mejor y todavía vería de nuevo a Joe y a mis amigos, ahí me estaban esperando desde hace rato.

Cuando regresamos a Manhattan por 5th Avenue empezamos la parte 6, no sé que me dio pero sentí un bajón repentinamente. Veía más subidas y entramos por la calle ciento treinta y tantos!!!! Yo los vería en la calle 89, faltaban muchísimas, ya quería llegar!!! Ya estaba aburrida de tantas subidas, cansada de haber estado parada en Staten Island y tenía ganas de hacer pipí. Los abastecimientos me parecieron aún más cerca el uno del otro, lo cual implicaba detenerme un poco a tomar agua y Gatorade...¿otro trago del mismo sabor de Gatorade que vengo tomando desde hace más de 4 horas? Qué horror!

Esta sexta etapa me pareció eterna, ya quería llegar y descansar, estirarme, no correr jamás en la vida. Cuando me encontré con Joe y mis amigos fue en la curva hacia Central Park, los vi y traía otro semblante totalmente diferente que hacía rato, les dije "me faltan 5 kilómetros pero ya no quiero correr, ya no puedo mas". Me dieron ánimos y seguí corriendo, de verdad solo me faltaba un 5K pedorro de Bonafont.

La etapa 7 fue en Central Park, un escenario hermoso por sus hojas naranjas y el sol en el atardecer. Aquí ya sabía que habría colinas, por lo que éstas no me pesaron tanto, además de que ya en otras ocasiones había corrido por el parque por lo que el ambiente me era más familiar. Durante todo el recorrido desde que entré a Central Park venía siguiendo a un grupo de corredores franceses que llevaban una bandera enorme. A veces la bandera se acercaba y después se alejaba...cada paso era un paso menos, y la meta estaba cerca.

Cuando salimos del parque para tomar Columbus Circle empezó a sonar en mi ipod "All these things that I've done". Con esta canción crucé la meta de mi primer 10K y siempre ha sido una power song con mucho significado para mí; la escuché hasta que se terminó y después me quité los audífonos para escuchar a la gente. "GO LILIANA", "ÁNIMO MÉXICO", "YOU'RE ALMOST THERE", cientos de gritos hacia mí y los demás corredores!!! Saqué mi bandera de México y la empecé a presumir, cada mexicano que veía me sonreía. Esta mexicana estaba a punto de terminar su tercer maratón!

Estando casi frente a la meta me surgió el pensamiento que a todos los corredores nos inunda en los últimos metros del maratón: ¿lo volverías a hacer? POR SUPUESTO ¿en Nueva York? No lo sé...

Crucé la meta casi 30 minutos más tarde de mi tiempo estimado para este maratón, y escasos 20 segundos menos que mi tiempo en Chicago; pero esta vez no tenía resentimientos, ni culpas,  ni me había peleado con el maratón ni conmigo misma...estaba feliz y con ganas de repetir la experiencia a la brevedad posible.

Era finalista del TCS NYC Marathon 2014, puedo lograr lo que yo quiera y lo haré...

(mis reflexiones de esta experiencia en el siguiente post)

viernes, 7 de noviembre de 2014

Get the Party Started

Era la mañana del maratón. Me desperté a las 5:00 am al primer zumbido del despertador, cosa extraña porque sentía que había descansado incluso más que la noche anterior, los nervios habían cedido y me habían dejado dormir.

Me cambié y arreglé los últimos detalles para salirme del hotel, incluyendo, tal como lo ensayé millones de veces, preparar mi avena con agua caliente...ese día en lo específico en el hotel no hubo agua caliente...

Decidí no entrar en pánico y buscar un lugar donde vendieran café, si compraba un café seguro me regalarían un poco de agua caliente para preparar mi avena. Comí mi desayuno en la calle viendo hacia las desérticas escaleras rojas de Times Square, hubiera sido el momento perfecto para tomarme una foto, pero ¿quién la tomaría si no había nadie en la calle mas que los cientos de corredores caminando con frío, nervios y prisa?

Seguí a los corredores hacia la biblioteca, ahí sería la salida de los camiones hacia Staten Island. Me habían asignado el camión que saldría a las 7:15 am, pero la fila avanzaba y me subieron al camión pasadas las 6 de la mañana. En la fila vi a Lili Figueroa, mi adorada coach de Monterrey...le enseñé la pulsera de amuleto que ella misma me había regalado hace ya varios años cuando corrí el medio maratón de Houston, la pulsera dice "Failure is not an Option", y de acuerdo con sus instrucciones, la porto (desde ese día) en todas mis carreras junto a mi Garmin, para verla cuando vea el reloj y poder leer el mensaje.

Mi vecino de asiento era un hombre de alrededor 45 años, de la India pero que llevaba ya tiempo trabajando en Hong Kong. Iba a ser su segundo maratón, había corrido Tokyo hace algunos meses...se veía notablemente más nervioso que yo y que la mayoría de los pasajeros...iba por menos de 4 horas pues en Tokyo había corrido en 4:15:00. Cuando llegamos a Staten Island se levantó del asiento sin decirme ni una sola palabra, ni suerte, ni ánimo, ni hasta luego...

Salimos del camión y llegamos a la parte más desagradable de todo el proceso que involucra a este maratón, la espera en Staten Island con frío y viento. Esta espera fue para mí lo más amargo de toda la experiencia, peor que darle 12 vueltas a los Viveros de Coyoacán, peor que los últimos 5 kilómetros del maratón, peor que haber saldado la tarjeta de crédito con la que pagué la entrada al maratón. El frío y el viento me resecaron la garganta y, al menos en ese entonces, una gripa post-maratón parecía inevitable. No había nada más que filas, aburrimiento, nervios e impaciencia.

Cuando por fin anunciaron nuestra hora de salida, corrimos hacia la entrada de los corrales...para ese entonces yo llevaba más de 2 horas parada de forma intermitente. Todo había sido una pesadilla hasta que voltee a mi alrededor y me di cuenta que estaba en la línea de salida del maratón de Nueva York, repito, ESTABA EN LA LÍNEA DE SALIDA DEL MARATÓN DE NUEVA YORK! Después de 4 años y muchos entrenamientos!!!!!!

Empezó a avanzar la fila, yo en realidad no había tenido espacio ni siquiera para dar una pequeña estirada pero en ese momento no me importó, y al sonido de Frank Sinatra sonó la chicharra...a correr, nos vemos en 42.195 kilómetros...

martes, 4 de noviembre de 2014

Beautiful Stranger

Por fin la medalla del maraton de Nueva York es mia!

Por mucho fue el maraton que me ha parecido mas pesado pues hay que despertarse temprano, hacer filas, esperar horas en el frio, hacer mas filas, y por si fuera poco este año hubo mucho viento, asi que circular por los puentes se convirtio en una batalla de supervivencia.

Pero fue una carrera inolvidable, la experiencia de correr un major es unica y este maraton tiene algo (no sabria decir que) que lo hace muy especial.

Fue un coctel de diferentes corredores, eramos miles de mexicanos dandonos animos y porras los unos a otros, y tanta diversidad era digna de ser admirada con detenimiento. Cada corredor era una historia distinta, la ropa que llevaban para cubrirse del viento y el frio, la comida que cuidadosamente prepararon para la espera, las palabras impresas en la camisa que llevaban puesta, los mantras escritos en la mano, las sonrisas en la linea de salida...

En esa linea todos eramos iguales, corredores entrenados (haiga sido como haiga sido) listos para correr 42.195 kilometros a costa de lo que sea! Todo para terminar con un pedazo de metal en el cuello y un dolor de piernas que permanecerá por mas de 3 dias.

Esto fue el maraton, pero que me significo a mi? Eso es otra historia que pronto contare, pero lo primero que quise compartir fue como vi esta experiencia a través de los demas, como convivi durante tantas horas con muchos extraños que, como yo, seguramente vivieron obsesionados con esto durante varios meses.

Que afortunada me siento de haber vivido una experiencia asi de especial...

domingo, 2 de noviembre de 2014

Is this it?

FALTAN 5 HORAS PARA QUE EMPIECE A CORRER EL MARATON DE NUEVA YORK

Se llego el dia! Me someto a lo entrenado y a los animos que me llevaran por la ruta.

Hace mas frio que el pronosticado pero eso no lograra enfriar mis ganas de hacer un excelente maraton.

Nos vemos en 42.195 kilometros!

sábado, 1 de noviembre de 2014

Me and Guiliani Down by the School Yard (a true story)

FALTAN 2 DÍAS PARA EL MARATÓN DE NUEVA YORK

Que emocion ya vamos en el avion rumbo a Newark! Espero no haber olvidado algo! Segui todos los tips que lei en Internet, traigo mis tenis y garmin puestos, una bolsa con la ropa que me voy a poner en el maraton, y mis geles. Tambien compre en la farmacia del aeropuerto 2 electrolit, uno para hoy y otro para mañana; respecto a esto he leido opiniones encontradas, pero yo siempre me he tomado un electrolit los 3 dias antes de una carrera importante y nunca me ha sentado mal...

Ya lo unico que verdaderamente necesito es otro spibelt para poner mis gomitas, pues el que tenia se me rompio y lo menos que quiero es extraviarlas el dia de la carrera. Seguro habra miles en la expo, pero si no, ya vere como me las llevo, ya es lo de menos.

Ahora espero contar con la buena voluntad y agilidad del personal de migracion y aduanas, pues aterrizando tengo 2 horas para llegar al desfile...

No puedo creer que en dos dias vaya a correr 42.195 kilometros! Estoy muy emocionada y nerviosa a la vez, planee tanto esta carrera y la he esperado desde hace 3 años con tanta ansiedad, que me parece irreal que todo esto sea cierto.

Por lo pronto hoy desfile y descanso, mañana vamos a la expo por el numero, para por fin volverlo realidad!