martes, 23 de septiembre de 2014

Sometimes in the Fall

FALTAN 39 DÍAS PARA EL MARATÓN DE NUEVA YORK.

Dicen que los mejores maratones se corren en otoño. No sé si esto sea cierto, pero quizás tiene que ver porque 3 de los majors (Berlín, Chicago y Nueva York) se corren en esta estación, casi uno tras otro.

La emoción está a flor de piel, y ha vuelto a las redes sociales la euforia maratonista, después de una breve ausencia tras el paso del maratón de la Ciudad de México. Otra vez todo gira alrededor de los maratones, que si habrá récord en Berlín, que si en Chicago correrá alguna estrella del atletismo, que si ya está a la venta la mercancía oficial de Nueva York...

Por lo pronto unos ya terminaron su etapa pesada y están en el llamado "taper", otros tienen este fin de semana su última carrera larga, y otros como yo apenas llevan una y no ven el final.

Mi carrera del domingo fue realmente pesada, corrí 28 kilómetros muy lentos, muy sufridos, muy tarde, pero muy bien corridos. Tenía dos semanas sin correr largo y mis piernas me lo reclamaron en cada paso. Sin embargo, a pesar de que por mi mente pasó parar cuando llevara 25, después cuando llevara 27, y hasta cuando me faltaban 400 metros, agarré valor del sabor a Gatorade que llevaba en mi boca (ya no traía ni agua, ni geles, ni Gatorade), y los terminé con una sonrisa en la cara y, me disculpo por el lenguaje, gritando "A LA CHINGADA, LOS ACABÉ, VÁMONOS".

Con este entrenamiento le di la bienvenida al otoño, me reporto lista para correr 21 kilómetros el domingo, y terminar otra de 25, otra de 32 y otra de 20 antes de que termine el mes de octubre; sigo comiendo zanahorias (aunque después de mi entrenamiento del domingo confieso haber comido cacahuates) y coleccionando pensamientos positivos para mi maratón.

¡Adiós al verano y que este sea el mejor de los otoños! Lleno de maratones, mi cumpleaños, el pan de muerto, el Corona Capital y las compras navideñas...

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