martes, 20 de enero de 2015

Rock & Roll

La empresa Competitor está organizando su primer medio maratón Rock & Roll en México. Lo anunciaron primero para un domingo, después dijeron que sería nocturno (el 15 de marzo, con asueto en lunes), y después anunciaron a las bandas que estarán presentándose en un concierto al terminar la carrera; una de estas bandas sí es de rock, pero la otra es un grupo de cumbias. 

La medalla brilla en la oscuridad y la carrera tiene actualmente un costo de 80 dólares más comisión; la ruta pasará, entre otras calles, por periférico (que estará repleto de coches con conductores enfurecidos por no poder transitar por las calles un domingo por la tarde/noche) y por Av. Presidente Mazaryk, misma que está en reparación y se encuentra llena de polvo y escombros.

Tuve la imprudencia de inscribirme con el precio especial de 68 dólares en cuanto abrieron las inscripciones y cuando apenas habían anunciado la fecha; la selección de bandas no la discuto pues difícilmente traerían alguna que realmente me guste, pero de haber sabido que sería nocturna jamás me hubiera inscrito, empezar a correr un medio maratón a las 6:30 de la tarde me parece totalmente fuera de órbita, y peor aún en una ciudad donde llueve casi a diario a partir de las 5 de la tarde, sobre todo en primavera (y sus vísperas).

Tampoco me gusta la ruta (pasará por el segundo piso del periférico y se jactan de ser la única carrera que se corre en ese trayecto, cuando la Carrera Profuturo tiene haciéndolo por varios años), ni el precio considero que sea digno de un medio maratón organizado en este país.

¿Por qué me inscribí? Porque ya he corrido dos carreras organizadas por Competitor, los medios maratones de San Diego y San Antonio y ambas han sido experiencias bastante gratificantes, nada que ver con lo que los organizadores están ofreciendo para México.

Honestamente veo pocas buenas cosas de esta carrera y espero me equivoque y sea un éxito, pero me uno al rechazo del resto de los corredores inscritos con la organización de este evento, unos (entre los que me incluyo) por la relación precio/calidad del evento, y otros por el sentimiento de haber sido engañado por los organizadores al anunciar una carrera Rock & Roll y terminar ofreciendo un concierto de cumbias.

Yo no voy a correr la carrera por causas ajenas a la carrera misma, pero si tuviera la oportunidad de correrla en los términos que la anuncian tampoco me darían ganas de hacerlo, ¿qué alternativas tendría para recuperar mi dinero? Desafortunadamente pocas. Es una lástima que una empresa tan seria como Competitor no considere las preferencias de su mercado antes de organizar una carrera, y que intente vender un evento de calidad mundial sin entregar lo que realmente ofrece en su publicidad.

lunes, 19 de enero de 2015

#BlueMonday

Las redes sociales son un monstruo de mil cabezas. Un lunes cualquiera, a media mañana abro una de ellas y me encuentro con que hoy es el día más triste del año, Blue Monday le llaman. ¿Por qué Blue Monday? Pues simplemente porque ya pasó la euforia de la navidad, hace frío, empieza realmente la cuesta de enero (empiezan las fechas de corte de las tarjetas de crédito y hay que pagarlas, o ver cómo pagarlas), nadie pero NADIE NADIE ha cumplido con sus propósitos de año nuevo, y es lunes.

Después de leer varias publicaciones al respecto empecé a pensar si tendrían razón, ¿es verdad que es deprimente vivir el tercer lunes por estas razones o cualquier otra que se le asemeje? Peor aún, ¿debemos dejarnos deprimir por una tendencia que leemos en nuestras redes sociales?

Sí es verdad que el mes de enero es difícil de sobrellevar después de que el mes de diciembre esté lleno de euforia, abrazos, regalos y toda la buena vibra del mundo, pero al final de cuentas enero sigue siendo 1/12 parte del año que no debemos desperdiciar con pensamientos negativos.

Yo no me dejé entristecer por esta ola mediática de tener un día deprimente. Sí estoy sufriendo la cuesta de enero, sí tengo frío, sí me cuestan un poco más de trabajo los lunes que el resto de los días, pero me rehúso totalmente a dejarme llevar por los sentimientos negativos que lea en mis redes sociales.

Lo mismo me pasó con el Lupe-Reyes, durante diciembre (y los primeros días de enero) me encontré con miles de publicaciones que esperaban con ansias la terminación del Lupe-Reyes para volver al camino del bien y dejar de comer; entre estas publicaciones estaban los típicos chistes que decían que una vez comiendo la rosca de reyes (o peor, los que siguen esperando los tamales del 2 de febrero) retomamos la dieta, otro que decretaba el inicio del periodo de engorda diciendo "engorden perras", y el típico de la foto de la sirenita flaca el 11 de diciembre y la sirenita gorda el 6 de enero. Muchas publicaciones, unas bastante chistosas y otras simplemente patéticas, pero las redes sociales nos hicieron ver que lo correcto era echar a perder todos los esfuerzos por bajar de peso durante el 2014 (o perder hasta la salud) para comer hasta el cansancio y hasta el último momento, como si todo fuera a cambiar mágicamente después de las 11:59 de la noche del día 6 de enero.

¿De verdad a estas personas no les pasó por la cabeza pensar que puedes seguir comiendo de forma normal durante el Lupe-Reyes, y comer en porciones razonables (asumo que esta palabra no será muy popular) la cena de las posadas, el pavo en navidad, la rosca de reyes y los tamales del recalentado?  Lo hacemos porque nos encanta el reconocimiento social y durante ese periodo, el mejor reconocimiento social es decirle a la gente cuánto hemos comido, cuántos kilos vamos a ganar en 25 días y cómo le vamos a hacer para bajarlos a partir del 7 de enero.

Ojalá como las publicaciones del Lupe-Reyes y las de hoy que hacen honor a que debemos deprimirnos el tercer lunes del año (qué estupidez deprimirse por vivir el hoy), después hagamos tendencia un hashtag que promueva la salud, vivir una vida activa, estar de buen humor. En mi opinión las redes sociales necesitan un toque de optimismo, quizás poco a poco vayamos cambiándolas, pero por lo pronto me rehúso a terminar el día de hoy con el ceño fruncido.

miércoles, 14 de enero de 2015

Every Morning

Jamás he sido una "morning person", sino todo lo contrario. Me cuesta mucho trabajo encontrar la felicidad empezando el día, y aunque ame correr me cuesta muchísimo sacar de sabrá Dios donde, la energía y las agallas de levantarme de la cama para hacerlo.

Sin embargo, mi situación laboral actual me va a orillar a tener que despertar antes de las 6 de la mañana para poder llegar a mi trabajo a la nueva hora de entrada (7 am). Ante esto, es un misterio cómo haré para despertar diariamente a esa hora. ¿Dormirme más temprano? Perfecto, pero aún habiendo dormido 8-10 horas querré dormir más. ¿Despertar escuchando una canción que me guste? Prefiero escucharla mientras duermo. La respuesta es que me tengo que despertar a fuerza, sí o sí, punto.

Esto de ser extremadamente perezosa por las mañanas me ha ocasionado también muchos problemas al entrenar, pues frecuentemente (y aprovechando que en esta ciudad se puede relativamente entrenar a cualquier hora) me encuentro comenzando mis entrenamientos largos a las 8:30-9 de la mañana o después, terminándolos a las bellas 12 del día, con un sol terrible, calor, cansancio y hambre.

Dicen que bastan 21 días para que una acción se convierta en hábito, aunque hay quien opina que un hábito se forma tras meses de repetir la misma conducta. Entiendo que tengo que despertarme temprano, lo voy a hacer porque tengo que y porque no me va a quedar de otra, pero ¿podré cambiar el hábito de despertarme de mal humor y con ganas de dormir más cada mañana? Al menos tendré que intentarlo, se aceptan sugerencias...

martes, 13 de enero de 2015

Consolation Prizes

Antes de que yo corriera mi primer carrera pensaba lo mismo que piensan muchos, ¿realmente vale la pena levantarse a las 5 de la mañana un domingo, pasar frío o calor, amontonarse junto con mucha gente más, cansarse antes de haber desayunado, y todo para recibir un plátano y una medalla de plástico o metal que recibe hasta el policía que cuida el tránsito?

La respuesta es SÍ, todo eso vale la pena, y peor aún, la percepción de toda persona cambia desde la primera vez que un tercero le cuelga una medalla en el cuello.

Los primeros meses que empecé a correr me obsesioné con las medallas, quería recibir una nueva cada fin de semana y no le daba sentido a mi entrenamiento del domingo sin haber cruzado una meta. Con el tiempo (y con mi objetivo de correr un maratón) eso cambió y ahora no corro muchas carreras, tan es así que en todo el 2014 solamente corrí 5: tres de 10 kilómetros, un medio maratón y un maratón. Extraño la adrenalina de la línea de salida pero mis piernas agradecen no pisar asfalto cada domingo.

Después de varias mudanzas ya por fin tengo en mi poder todas las medallas que he recibido por las carreras en las que he competido, en total han sido 56 medallas, y una distancia total recorrida de 3,000 metros de natación, 100 kilómetros de bicicleta y 769 kilómetros de carrera. Cada una de estas carreras encierra una aventura, ya sea porque casi me quedo dormida, porque ese día no sirvió el iPod, porque se terminaron las aguas en el recorrido, porque corrí mi primer triatlón, porque me caí en el maratón y rompí mi Garmin, o porque logré mi récord personal.

Tras varios intentos por encontrar la mejor forma de exhibirlas, he encontrado por fin un medallero que me gustó, el único problema es que solamente caben 50 medallas, por lo que tuve que dejar varias muchas fuera del medallero, y dejar solamente las más significativas, siendo éstas las siguientes:


¿Por qué son especiales? Detallar cada una sería como escribir un libro, pero ninguna de estas (ni las que dejé fuera del cuadro medallero) la he recibido pensando que es un premio de consolación, un simple pedazo de metal con una correa mal acomodada que le entregan hasta al policía y al voluntario que acomoda las aguas. Todas las he sentido únicamente mías, como si fuera distinta a la que recibió la persona de al lado, como si cada una llevara mi nombre y mi apellido.

¿Hasta dónde llegaré en distancia recorrida con mis medallas? ¿Y si esa es la distancia que llevo en carreras, cuál será la distancia que he recorrido durante mis entrenamientos? Quizás ya haya ido hasta el sol y regresado, nunca se sabe.

sábado, 10 de enero de 2015

Rebajas de Enero

Al final de todo creo que salí victoriosa del Guadalupe-Reyes. Sí comí todo lo que se me puso enfrente, en porciones moderadas y sin demasiados excesos, y aún así solamente terminé de comer la rosca de reyes con un aumento de escaso un kilo extra, principalmente de hinchazón. Después de 4 días tomando té de arnica y comiendo mucho más saludable durante esta semana me deshice de ese kilo de más (la señal es que lavé unos jeans y me los pude volver a poner sin hacer malabares, cerraron perfecto).

¿Cómo logré comer lo que quise y pude durante el Guadalupe-Reyes y salir victoriosa? Varias cosas fueron las que me ayudaron:

- Adelanté mi propósito de año nuevo y me inscribí a un nuevo gimnasio el 15 de diciembre de 2014. Aproveché que en esas fechas además de grandes ofertas había poca gente y lo visité con regularidad, hice ejercicio al menos 4 días de cada semana, incluyendo las semanas de navidad y año nuevo. La flojera no estuvo nunca invitada al Guadalupe-Reyes.

- Me uní a un grupo/evento de Facebook llamado #EnElLupeReyesPonteLosTenis. Era una invitación a correr al menos 42 kilómetros durante el Guadalupe-Reyes. Aunque por mucho no es el kilometraje que más he hecho en un lapso de 26 días, logré completar 75 kilómetros en una época del año en la que haciendo un milagro quizás hubiera corrido 20.

- Solamente comí recalentado de la cena de navidad una vez, mi saldo de tamales durante el 2014 fue de 3 tamales, y el tamaño de la rosca de reyes que comí estuvo lo suficientemente moderado como para no sacar el mono.

- No me excedí en el alcohol, nunca me quedé con las ganas de una copita más de vino, pero no conocí la resaca durante el Guadalupe-Reyes. Esto me costó tener que irme a dormir en más de una ocasión, muchas horas antes de que se terminara el evento al que iba, pero días después al ver el resultado en la báscula creo que fue la mejor decisión.

- Caminé todo lo que pude, saqué a pasear al perro, fui al super caminando, me pasee por el centro comercial, tomé las escaleras en lugar del elevador. Todo suma.

- Tomé muchísima más agua que refresco, empecé a tomar agua de limón con chia y eso se convirtió en el sustituto perfecto para el refresco. De tomar 3 latas de coca cola light hace algunos años, hoy si tomo una lata es mucho, y rara vez me la termino; algún día la dejaré por completo, pero esto hasta hoy ha sido un excelente avance.

- Me inscribí a un medio maratón a mediados de febrero, con el ánimo de hacerlo con mucho mejor tiempo del que ahora pudiera hacer, así que empecé el 2015 con muchas energías y con muchas ganas de hacer todo lo posible para conseguir ese primer objetivo del año, incluyendo series, pesas, natación, levantadas temprano, etc.

Todo esto que hice en el fondo no es para no haber engordado, es para alcanzar mi principal objetivo del 2015 que es correr el maratón de Berlín en 4:30. Me faltan muchas más cosas por hacer, pero hasta ahora la cuesta saludable de enero ha sido menos cruda que en años anteriores, he empezado este año con muchos ánimos y con muchas ganas de tener aventuras nuevas qué compartir.