martes, 18 de noviembre de 2014

Keep it Healthy

Creo que hasta que empecé a hacer ejercicio, no había valorado tanto mi salud.

En secundaria solía ser bastante enfermiza de gripa, tenía inclusive alergias y las padecía terriblemente. Después eso pasó y gracias a Dios he sido una persona sana, sin mayores achaques que los normales de una persona de mi edad (ya uso lentes, una mal pasada de copas me cuesta 2 días, y los festines del 16 de septiembre me engordan 1 kilo automáticamente, aunque solo huela de lejos el pozole).

Pero ahora una gripa que me mande a descansar durante 3-4 días se siente como la peor de las enfermedades...no por la gripa sino por el sedentarismo al que me orilla.

El año pasado sucedió lo mismo, terminé el maratón y me vino una gripa digna de ser olvidada. Quizás el cuerpo estuvo aguantándose las ganas de enfermarse durante todo el proceso de entrenamiento, o quizás el frío de Staten Island finalmente hizo de las suyas 2 semanas después.

También dicen que las gripas son un mensaje del cuerpo de que quiere ser "apapachado". ¿Qué no se siente apapachado el cuerpo después de correr 30 kilómetros en el sol? ¿No se siente mejor después de un masaje deportivo en el cual los músculos terminan destrozados? ¿Por qué mi cuerpo no se divirtió tanto como mi mente en el maratón? Quizás como dice el video del día después del maratón, los esfuerzos de terminar un maratón (y entrenarlo, por supuesto) solamente los aprecia el corazón, porque el resto del cuerpo los padece y en serio.

En mi caso, los malestares musculares post-maratón duraron dos días solamente y se redujeron a no poder bajar escaleras con gracia y estilo, pero el gripón que me dio desde el jueves pasado no ha cedido del todo.

Me urge volver a la normalidad, pues tengo que decidir esta semana si voy a correr el maratón Lala o si, por instrucciones del entrenador, me guardo hasta futuras fechas.

Esta es otra de las cosas que tanto le agradezco al ejercicio, me ha hecho ser mucho más consciente de mi salud, y me ha enseñado sobre la importancia de cuidarme para poder cumplir mis objetivos. Ya solamente falta que el cuerpo automáticamente me mande ondas cerebrales que me hagan odiar los pasteles, las papas fritas y el vino, para preferir el apio, las zanahorias y las cosas sin sal. Ese día jamás llegará, pero por lo pronto, además de agradecerle a Dios porque no tengo ningún problema de salud, me tengo que quitar esta gripa de encima...

GRIPA, SAL YA DE ESTE CUERPO ROCKERO, CORREDOR Y CHAMBEADOR!!!!!

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