miércoles, 27 de agosto de 2014

Just the Two of Us

FALTAN 66 DÍAS PARA EL MARATÓN DE NUEVA YORK.

Muchas veces hablaré de música y de correr al mismo tiempo.

Sé que muchos corredores experimentados opinan que correr con música no es bueno ya que no escuchas a tu cuerpo y podría distraerte. Coincido totalmente con su opinión y también considero que no para todos es benéfico correr con música, e inclusive que hay entrenamientos que no se deben hacer con música; sin embargo, para mi escuchar música al momento de correr es el único momento del día en el que puedo escucharla sin otra distracción, y es una forma de relajarme y disfrutar (total, para eso corro no?).

He tenido muchas y muy variadas experiencias escuchando "la canción exacta en el momento exacto" al correr. La primera de ellas fue cuando corrí mi primer 10K en el 2008, justo antes de cruzar esa meta por primera vez (cansada y con dolor de piernas) sonaba All These Things That I've Done, precisamente la frase "while everyone's lost, the battle is won with all these things that I've done". Y justo al escucharlo, estaba yo terminando mi primer carrera de 10 kilómetros, para el asombro de muchos pero sobre todo el mío.

En otra ocasión, y para correr mi primer maratón, decidí que como iba a pasar más de 5 horas corriendo, sería bueno dedicar casi 43 minutos a escuchar el The Dark Side of the Moon, de principio a fin y sin interrupciones, además de que escucharía después las 2 o 3 canciones de The Wall que traigo en mi ipod, alrededor del kilómetro 30, de modo que, con toda la cursilería que esto representa y me disculpo por ello, en el kilómetro 32 no me podría alcanzar la pared porque "ya la había pasado". Una tontería, lo sé, pero los pensamientos que inundan a los maratonistas entre los kilómetros 30 a 40 no son precisamente pensamientos coherentes.

La más reciente de estas experiencias fue escuchando Here Comes the Night Time. Había ido al concierto de Arcade Fire algunos meses antes, y recordarán que en cierta parte de la canción se suelta el confeti por todo el auditorio, de forma tal que aquello se convierte en una fiesta de música y color. Meses después, corriendo el Peachtree Road Race en Atlanta, sonaba Here Comes the Night Time en mi ipod, cuando justo en la parte donde en el concierto salió el confeti, uno de los espectadores tronó su pistola de, adivinen, confeti. Iba yo cansadísima y con mucho calor, pero eso me hizo al menos sonreír durante unos metros más.

No todas las canciones me gustan y eso también es un reto, pues no podría ofrecer una lista para correr que sea del gusto del corredor común, pero creo que parte del encanto de esto es que yo misma construyo mis momentos personales al correr.

Algún día sé que dejaré de escuchar música al correr, para poder disfrutar de la carrera en sí, saludar a otros corredores y escuchar claramente mi respiración; pero hoy la quiero seguir disfrutando.

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