lunes, 18 de agosto de 2014

El Camino

FALTAN 75 DÍAS PARA EL MARATÓN DE NUEVA YORK

Calzada del Valle de mis amores, cómo te he extrañado todo este tiempo, y cómo te sufrí y disfruté este domingo.

En este lugar fue donde inició todo, en donde corrí mis primeros 5K y 10K, fue el lugar más cercano para correr, el de moda, el que tiene una longitud de 5 kilómetros debidamente marcados, el único lugar que conozco que proporciona hidratación en varios puntos de la ruta. Después se convirtió en el lugar en donde iba con mi papa a correr por las mañanas, donde me encontraba con mi coach y mis amigos varios días de la semana, el lugar en donde nos teníamos que ver a las 7 de la mañana del sábado para empezar los entrenamientos largos, el lugar que estaba frente a mi gimnasio y podía decidir si correr en la caminadora, salir a correr, nadar, o entrar a clase de spinning...

A este lugar le debo en parte, que me guste correr, porque la verdad es encantador hacerlo así, se convierte en un placer más que en un pesar, y los kilómetros fluyen rapidísimo.

Y cada vez que regreso a Monterrey tengo la fortuna de poder ir a correr ahí, confieso que en algunas ocasiones, el motivo del viaje es visitar a mis papás y correr en Calzada del Valle. Sé que es una locura, pero todos los corredores estamos locos.

Este domingo no fue la excepción, la cita fue a las 6:00 am (ya en calzada a esa hora) para correr 10 kilómetros antes de que empezara la carrera Héroes Ocultos a las 7:30 am, así que nos despertamos a las 5 de la mañana y nos enfilamos hacia dicho lugar sagrado para comenzar con la aventura.

Los primeros 5 kilómetros los sentí como calentamiento, a las 6 de la mañana el clima es increíble y hasta el agua de los bebederos de Calzada está fresca. La segunda vuelta de 5K estuvo un poquito más pesada, pues apretamos el paso para llegar a la línea de salida de la carrera antes del disparo.

Empezamos la carrera como pudimos, yo ya iba un poco cansada, pero me empecé a contagiar con la energía de los corredores. Alrededor del kilómetro 3 (que era mi kilómetro 13) el calor empezó a hacer de las suyas, y empecé a sudar como hacía ya tiempo no sudaba...los abastecimientos ofrecían agua digna para hacerse un té o una sopa maruchan, así que tampoco fueron de gran ayuda.

Entre el kilómetro 5 y el 7 ya no pude más, decidí que mi misión del domingo no era sufrir de deshidratación y calor, así que opté por pararme y caminar algunos minutos de forma intermitente...no me preocupó el tiempo que fuera a hacer, ni que mis colegas corredores me vieran caminando y pensaran que soy la persona más chafa del mundo (iba con mi camisa del Maratón de Chicago, así que era mucha responsabilidad para mí no pararme), lo que hice fue disfrutar del paisaje...tantos corredores corriendo hacia el mismo objetivo, observar el típico folclor de las carreras en Monterrey, el chavo Ironman corriendo a paso más lento que el mío para acompañar a su novia en su primera carrera de 10K, las dos amigas que se inscribieron y no pisaron una sola pista hasta el día de la carrera, aquello era una verdadera fiesta para mí.

Pasando el letrero del kilómetro 7 volví a correr hasta la meta ya sin pararme...el regreso de Vasconcelos a Calzada es menos pesado y no había letrero para anunciar el kilómetro 9, así que se me fueron como agua!

Terminé feliz después de 1 hora y 16 minutos y con las piernas adoloridas, enamorada mucho más de mi lugar preferido para correr, con 20 kilómetros encima, y una medalla que no olvidaré jamás...

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