martes, 15 de diciembre de 2015

El Blues del Esclavo

Hace algunas semanas me dio "runner's blues". No quería salir a correr, me costaba demasiado trabajo solamente pensar en eso. Después de casi 8 años corriendo y con 4 maratones y muchos muchos medios maratones encima, lo he sentido por primera vez. No está padre.

Cuando empezamos a correr todo el color de rosa, cruzar las primeras metas, los primeros récords personales, pasar horas en la tienda deportiva escogiendo unos tenis, enamorarnos hasta de un top que nos cuesta casi lo mismo que los tenis. Pero con el tiempo empezamos a ver la parte real de correr: las lesiones, ampollas, rozaduras, uñas negras, y hasta la falta de motivación.

Todo esto me ha pasado a mí y lejos de deprimirme o sentirme mal por tener esos sentimientos de culpa por no correr, creo que debo tomarlos positivamente y sentirme aún más corredora.

Hoy ya no tengo ese runner's blues pero tampoco he podido entrenar como me gustaría, tanto por las fechas como por un par de viajes y salidas que he tenido. No le voy a echar la culpa a las fiestas decembrinas, pero el tráfico, la carga de trabajo en mi nuevo puesto, y el cansancio que me genera el tener que viajar, no me ha permitido seguir una rutina constante. Lo bueno es que la semana pasada, bien o mal, entrené 3 días.

Con esta semana, estoy a 9 semanas de mi primer medio maratón del 2016. Tengo buen tiempo para entrenar pero no puedo confiarme. Sabía desde un principio que este cambio de rutina representaría un reto para mí y tengo que afrontarlo.

¿Puede ser que la corrida se convierta en una esclavitud? De repente me siento mal por no entrenar, por no tener en mi calendario un maratón para el 2016, por darme ciertos lujos en esta época del año. Sé que retomar el entrenamiento es difícil después de un descanso pero a veces es necesario.

Haré todo lo posible por mantener el plan de entrenamiento durante las semanas más caóticas del año, y volver a escribir en este blog es un muy buen inicio para seguir motivada. Como lo he dicho siempre, diciembre es un mes más del año, mi año dura 12 meses así que no desperdiciaré este último mes. Puedo lograr tantas cosas el 31 de diciembre, como las que puedo lograr cualquier otro día del año.

¡A entrenar que se ocupa!


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