martes, 17 de febrero de 2015

21K Tarahumara 2015

Me encantó el 21K Tarahumara! No hice buen tiempo, no lo entrené bien y tampoco tuve una experiencia que en lo personal haya sido sobresaliente, pero por otras razones me gustó.

Recién terminé de leer (o más bien escuchar) el libro Born to Run, una reseña muy descriptiva y hasta cierto punto romántica del estilo de vida de los tarahumaras, contada por un americano que se hizo amigo del tan famoso Caballo Blanco.  El libro, aunque no es una obra de arte de la literatura, hace una descripción muy bonita de los tarahumaras, y es interesante leer cómo ven a esa sociedad personas totalmente ajenas a la cultura tarahumara y mexicana. Además, el libro resulta plenamente motivador para quienes nos gusta correr, y lo debe ser aún mas para quienes tengan la espinita de algún día correr un ultramaratón (no es mi caso).

Y esta experiencia del 21K  me gustó sobre todo porque tuve la oportunidad de ver pasar al lado mío (como rayo) a dos corredores tarahumaras, corriendo como si volaran sobre el suelo sin tocarlo, con huaraches y una especie de falda y camisón. Las mujeres llevaban -como en las fotos- unos vestidos hermosos con los que yo no podría ni caminar. Durante toda la experiencia de la carrera, incluyendo la entrega de paquetes, no pude evitar pensar qué pasaría por la mente de esas personas al ver a miles de seres humanos cargados de cuanto gadget y suplemento energético se pueda, para correr la misma distancia que ellos de forma más lenta.

Me gustó tanto el libro como la carrera porque es una forma de aprender que para correr no se necesita tener lo último en tecnología ni la ropa más "cool", se necesita tener el corazón para hacerlo, y hacerse de un corazón inquebrantable a la fatiga es tener un tesoro, es la lucha eterna de los corredores de largas distancias para no dejarse vencer por las circunstancias de la carrera sino seguir adelante hasta la meta.

Finalmente cruzamos la meta más de 2 horas y media después del disparo de salida, y nos entregaron una medalla de madera hecha a mano, de diseños diferentes unas de otras. Mi medalla es la silueta de un tarahumara, con el "listón" de tela color verde con florecitas. La medalla más sencilla que he recibido pero una de las más especiales, alguien la hizo a mano para mí.

No me avergüenza mi tiempo, jamás me avergonzaré de haber terminado una carrera cualquiera que sea el tiempo en que suceda (lo haré cuando cruce una meta y reciba una medalla sin haber recorrido la totalidad de la distancia); la pasé increíble, disfruté la carrera al máximo, estoy lista y muy motivada para seguir entrenando para mi próximo objetivo.

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