martes, 23 de junio de 2015

Mind Games

SI USTED NO HA VISTO LA PELÍCULA INTENSAMENTE, FAVOR DE SALTARSE LOS PRIMEROS DOS PÁRRAFOS DE ESTA ENTRADA.

Después de ver la película Intensamente, llegué a la conclusión de que definitivamente dentro de mi cabeza quien controla el monitor de las emociones no es Alegría. Creo que tendría que ser una mezcla entre Furia y Desagrado, pues casi siempre estoy de mal humor y todo me disgusta.

Cuando salió la isla del hockey en la mente de la protagonista lo único que pude pensar es que yo tendría en mi cabeza una isla del running, no se qué tan grande o chica sea pero clarito me pude imaginar que en el momento en que crucé una meta por primera vez, ese pensamiento se fue al pensamiento central y se convirtió en una isla. Me dio mucha tristeza cuando cayó la isla del hockey, y no pude imaginar perder mi isla de correr, ojalá eso nunca pase.

A PARTIR DE AQUÍ YA PUEDE LEER SI USTED NO HA VISTO INTENSAMENTE.

En mi entrada anterior les platiqué de la chava que con mucho entusiasmo iba corriendo y echando porras a un paso muy muy lento en el 21K del día del padre. De verdad no entiendo cómo es que una persona que va cerca de la barredora puede tener tanto entusiasmo y, peor aún, contagiarlo. Creo que yo nunca podría pues quizás me he convertido en uno de esos corredores obsesionados por el cronómetro, y puede ser que considere un rotundo fracaso hacer un minuto más de lo marcado en la carrera anterior, cualquiera que sea la situación que se me presente en la misma...

Hace poco compré un libro digital que se llama Un Millón de Runners de un autor con alias "72 kilos". Es un libro de ilustraciones de correr muy divertidas que aparentemente se publican cada mes en la Runner's World española. Varias de las ilustraciones definitivamente plasman lo que yo pienso. En específico a esta entrada le aplica esta:


Faltan todavía muchas semanas de entrenamiento para el Maratón de Berlín y todo puede pasar, pero creo que además de trabajar las piernas y la condición, tengo que trabajar la mente.

Por más maratones y carreras que corra, lentos o rápidos, de nada servirá si teniendo una mala carrera no puedo quitarme de encima el mal sabor de boca. Tras una buena carrera hay que festejar, pero tras una mala hay que aprender y levantarse.

Para esto me muero de ganas de correr el 21K de Adidas que es este domingo, para quitarme la espinita y demostrarme que yo puedo; pero creo que mejor lo dejaré para el medio maratón de la Ciudad de México que es en julio, pues el objetivo de los próximos meses es un maratón que se corre en septiembre, no demostrarme a mí misma que puedo correr un 21K, y ser necia ahora me puede costar una lesión que obviamente no es bienvenida.

¡A entrenar que se ocupa! (gracias Bronco por el slogan).

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