lunes, 10 de noviembre de 2014

Empire State of Mind

Con el dedo gordo entumido de ambos pies, comenzamos a correr los primeros pasos de aquellos 42 kilómetros con 195 metros de felicidad que nos llevarían hasta Central Park.

Mentalmente dividí la carrera en 7 etapas, la primera de ellas era el Verrazano Narrows Bridge, con una distancia de 2-3 millas.

Era cierto lo que decían, empezar el maratón en el Verrazano Narrows Bridge sería, hasta ahora, el inicio más emotivo de una carrera que yo haya vivido. A lo lejos se veía Manhattan, pero cerca de mí el viento se sentía terrible, tanto que me sentía ligerísima pues el viento me movía de un lado a otro.
Por momentos llegué a pensar que el viento desprendería mi número de mi cinturón...¿qué haría entonces sin el número? Ya no me iban a dar mi medalla! Ni mi poncho! Afortunadamente esto no pasó, y el viento lo único que logró fue despeinarme.

Cuando menos me lo esperé íbamos bajando del puente, y nos adentramos a la etapa 2 del maratón: Brooklyn y Queens. Las reseñas indicaban un recorrido "largo y prácticamente plano", a mi me pareció abrumadoramente largo y con muchas colinas, aunque no aburrido. De repente pensaba que me había equivocado y me había inscrito al maratón de San Francisco, no al de Nueva York! Lo que no subía bajaba, no había nada plano, ni un metro, era un timo. Según recordaba esta etapa duraría 16 kilómetros y así lo fue, la cruzamos cuando llegamos a la meta del medio maratón, por fin llegamos a la etapa 3 y ya iba un poco cansada.

La etapa 3 era el Queensboro Bridge, las reseñas indicaban que este era el punto de quiebre de la mayoría de los corredores, cosa rara porque si te quiebras en el kilómetro 21, terminar un maratón se convierte en un infierno. Quizás dicen eso porque en Brooklyn y Queen había muchas porras, niños, policías, agua, gatorade, música...en el Queensboro Bridge lo único que había era acero y corredores. Desde que planee mi carrera pensé en que justamente en esta parte no habría poder humano que me hiciera parar, iba a continuar trotando así tuviera que caminar el resto del maratón. Iba corriendo (más bien trotando en realidad) y ya adentrados unos 500 metros en el puente, me di cuenta de que ERA LA ÚNICA PERSONA CORRIENDO EN TODO EL PUENTE. ¿Qué les pasaba al resto de los corredores? De verdad era una masa de gente, y ni una sola persona corriendo. Pensé que quizás por eso este bloque se convertía en un punto de quiebre, la energía se contagia y si ves a todos caminando a tu alrededor, no ves mal caminar tú...

Me empezaron a llamar la atención unos letreros que estaban colocados al lado izquierdo del camino...3...corrías un tramo largo...4...corrías un tramo largo...5...¿qué serían? Cuando vi que el número 5 estaba colocado cuando el puente comenzaba a bajar (y la gente comenzó de nuevo a correr), pensé que seguramente sería una especie de señalización de que solo habría que correr hasta llegar al número 10, del 1 al 10 y se acaba el puente...y así lo fue. El número 10 nos dio la entrada a  First Avenue, llegamos a Manhattan.

El tramo 4 era First Avenue, no recuerdo cuánto duraba este en distancia pero recorreríamos bastantes calles de Manhattan y en una de ellas seguro encontraría la porra de mi novio y sus amigos. Los mensajee justo antes de entrar al Queensboro Bridge y no me contestaron, pensé que se les había hecho tarde, o que quizás habían preferido irse a otro lado en lugar de sumarse a la porra del maratón; pero cuando llegué a First Avenue abrí de nuevo mi teléfono y vi el mensaje "estamos en 89 y 1st"...

Me fui contando de forma ascendente el número de calles que faltaban para llegar a la 89, como si ahí estuviera la meta. Cuando llegué me topé con una enorme sorpresa, no solo estaban todos ahí listos con su cámara, sino que se habían mandado a hacer camisetas con la frase "RUN LILIANA RUN" y mi número de corredor!!!! Nunca nadie jamás había ido a verme a una carrera, y jamás alguien me había sorprendido con algo así! Los abracé a todos muy rápido, y con una sonrisa los dejé ir, les dije que nos veíamos en 89 y 5th. como en una hora...quizás pasaron hasta dos...

La parte 5 del maratón era el Bronx, en esta parte serían los kilómetros que se conocen como "la pared", entre el kilómetro 32 y el 35. Yo nunca he sentido este fenómeno pues siempre he sido una corredora muy lenta, pero como superstición intento escuchar el par de canciones de The Wall que tengo en mi ipod, para distraer la atención de una pared a otra. Este maratón no fue así, salió HAIM en mi ipod y no me pude resistir. Iba ya trotando muy despacio, pero no me dieron ganas de pararme a descansar. Esta etapa fue breve, faltaba lo mejor y todavía vería de nuevo a Joe y a mis amigos, ahí me estaban esperando desde hace rato.

Cuando regresamos a Manhattan por 5th Avenue empezamos la parte 6, no sé que me dio pero sentí un bajón repentinamente. Veía más subidas y entramos por la calle ciento treinta y tantos!!!! Yo los vería en la calle 89, faltaban muchísimas, ya quería llegar!!! Ya estaba aburrida de tantas subidas, cansada de haber estado parada en Staten Island y tenía ganas de hacer pipí. Los abastecimientos me parecieron aún más cerca el uno del otro, lo cual implicaba detenerme un poco a tomar agua y Gatorade...¿otro trago del mismo sabor de Gatorade que vengo tomando desde hace más de 4 horas? Qué horror!

Esta sexta etapa me pareció eterna, ya quería llegar y descansar, estirarme, no correr jamás en la vida. Cuando me encontré con Joe y mis amigos fue en la curva hacia Central Park, los vi y traía otro semblante totalmente diferente que hacía rato, les dije "me faltan 5 kilómetros pero ya no quiero correr, ya no puedo mas". Me dieron ánimos y seguí corriendo, de verdad solo me faltaba un 5K pedorro de Bonafont.

La etapa 7 fue en Central Park, un escenario hermoso por sus hojas naranjas y el sol en el atardecer. Aquí ya sabía que habría colinas, por lo que éstas no me pesaron tanto, además de que ya en otras ocasiones había corrido por el parque por lo que el ambiente me era más familiar. Durante todo el recorrido desde que entré a Central Park venía siguiendo a un grupo de corredores franceses que llevaban una bandera enorme. A veces la bandera se acercaba y después se alejaba...cada paso era un paso menos, y la meta estaba cerca.

Cuando salimos del parque para tomar Columbus Circle empezó a sonar en mi ipod "All these things that I've done". Con esta canción crucé la meta de mi primer 10K y siempre ha sido una power song con mucho significado para mí; la escuché hasta que se terminó y después me quité los audífonos para escuchar a la gente. "GO LILIANA", "ÁNIMO MÉXICO", "YOU'RE ALMOST THERE", cientos de gritos hacia mí y los demás corredores!!! Saqué mi bandera de México y la empecé a presumir, cada mexicano que veía me sonreía. Esta mexicana estaba a punto de terminar su tercer maratón!

Estando casi frente a la meta me surgió el pensamiento que a todos los corredores nos inunda en los últimos metros del maratón: ¿lo volverías a hacer? POR SUPUESTO ¿en Nueva York? No lo sé...

Crucé la meta casi 30 minutos más tarde de mi tiempo estimado para este maratón, y escasos 20 segundos menos que mi tiempo en Chicago; pero esta vez no tenía resentimientos, ni culpas,  ni me había peleado con el maratón ni conmigo misma...estaba feliz y con ganas de repetir la experiencia a la brevedad posible.

Era finalista del TCS NYC Marathon 2014, puedo lograr lo que yo quiera y lo haré...

(mis reflexiones de esta experiencia en el siguiente post)

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