lunes, 24 de noviembre de 2014

Better Life

A raíz de que, una vez que me cobren, será oficial que correré el año quentra el maratón de Berlín, he estado pensando mucho en mis futuras metas como corredora.

Ayer tuve la oportunidad de participar en un trote-peregrinación que organizó el entrenador con el que voy, fue una experiencia muy padre pues no solo pude convivir con otros atletas como yo, sino que además me di cuenta de que para poder hacer amigos dentro del grupo tengo que ir a los entrenamientos. Todo eso, además de la experiencia de visitar a nuestra Señora a pocos días de su fiesta.

Con todo el tráfico que han generado las marchas por la situación actual de nuestro país, me es prácticamente imposible ir a los entrenamientos sin que esto implique pasar algunas horas dentro del tráfico; sin embargo esta situación cambiará a partir de enero con motivo de que mi oficina se mudará a otra zona de la ciudad, por lo que ahora sí no tendré pretexto para faltar a los entrenamientos.

Sé que hace un par de publicaciones dije que por el momento estaba contenta con mi nivel, y que no me importaría cuánto tiempo hiciera en el maratón de Nueva York; todo eso es cierto pero después de haberlo corrido y viendo que la solución está enfrente de mis narices, he decidido que ya no quiero ser de las corredoras que hacen 5 horas en los maratones solo por no querer dar ese “plus”. Tengo muchos hábitos que cambiar y empezaré poco a poco, tengo que bajar de peso aunque me cueste sangre, tengo que hacer ejercicios de fuerza aunque los odie, tengo que ir a los entrenamientos aunque haya tráfico. Sé que todo esto a la larga no se traducirá solamente en un buen maratón, sino en una mejor calidad de vida, y al final es lo que quiero lograr con todo esto.


Con la felicidad de que ya volví a correr más de 10 kilómetros después de mi maratón y me siento perfecta, este fin de semana estaré en Austin y me daré el lujo de ir a correr a uno de los lugares donde más he disfrutado correr, donde hice mi primer triatlón, donde corrí por primera vez más de 30 kilómetros, donde empezó toda esta obsesión…

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