lunes, 5 de octubre de 2015

Keep the Car Running

Llevo varios días pensando en cómo escribir esta publicación, ya que se supone que deberían ser tanto mis reflexiones del Maratón de Berlín, como las razones por las cuales he decidido no correr otro maratón en algunos años. Primero quise escribir una serie de bullets de lo que había pasado por mi mente y por mi cuerpo durante el maratón; después pensé en hacer una guía para correr y no correr un maratón, pero ninguna de las ideas ha cuajado. Así que lo haré a la antigüita...

El Maratón de Berlín estuvo cargado de un toque de mala suerte por todos lados: se me rompió el cinturón de los geles y tuve que comprar otro 2 días antes del maratón, incluyendo un cinturón para el número que terminó molestándome toda la carrera; se me olvidó el chip en el hotel y tuve que regresar caminando por el; los audífonos nuevos que tuve que comprar porque los anteriores se me echaron a perder me lastimaban los oídos. Estas cosas parecen irrelevantes, pero cuando llevas meses pensando en lo que sucederá esa mañana del maratón, las cosas se maximizan y cualquier situación parece ser una enorme tragedia. ¿Cómo iba a ser capaz de terminar mi maratón sin el cinturón para el número? ¿De verdad pensaban que iba a pegarme el número a la camiseta con 4 seguritos?

Pero nada pudo apagar mis ganas por terminar el maratón, haber tenido antes 2 carreras desastrosas ayudó muchísimo y creo que ese es uno de los grandes aprendizajes: tener una mala carrera lejos de restar y mermar el entusiasmo, debe sumar.

Otra cosa que logré entender en esta carrera es que no se puede controlar todo, y más bien, sin hacerlo las cosas salen aún mejor. Cuando corrí Nueva York me obsesionaba todo, que si me cortaría o no el pelo, que si me tendría que pintar las uñas de los pies, que si ensayaría mi desayuno (avena con agua de la cafetera) desde semanas antes. Para este maratón ni me agobié ni me preocupé, por eso es que no lo sentí jamás como un maratón, ni a partir del kilómetro 32 fue así. Obviamente dolió y me cansé, me cansé mucho entre los kilómetros 38 y 41, pero era el mismo cansancio que sentí del kilómetro 7.5 al 9.5 en mi primer 10K, y convencida estaba y sigo estando convencida de que no va a ser la última vez en que voy a sentir ese cansancio.

Sin embargo, meses antes del maratón decidí que, como llevo 4 años seguidos corriendo maratón, este sería el último de la "primera temporada"; me tomaría un break para mejorar tiempos, descansar, nadar, correr mi mejor 10K y demás cosas, y posteriormente podría hacer una "segunda temporada" de maratones, quizás ya en mis cuarentas (que como repito, faltan muuuuuchos años).

Tendría que haber una razón para esto, pues nadie deja de correr de la noche a la mañana, pero lo que no había pensado es que no correr maratones no es dejar de correr.

No correr maratones implica no volver a pasar por el suplicio de 2 o 3 entrenamientos de 30 kilómetros o más, pero no es dejar de ir a los entrenamientos, ni dejar la adrenalina de una línea de salida, ni dejar de consumir nuun, ni tirarse a la pereza, ni dejar de escribir en este blog, ni tirar los tenis a la basura.

Muchas veces hemos leído que no tenemos que correr un maratón para ser corredores, pero una vez que cruzas esa meta sientes que cualquier cosa que mida menos de 42 kilómetros con 195 metros no es suficiente. Quizás sea un bicho raro pero yo hoy no lo siento así, creo que alejarme del señor maratón me tendrá muchas cosas buenas, y al menos el año quentra podré hacer unas vacaciones que no impliquen irme a dormir la noche del sábado a las 9 de la noche, ni dejar de tomarme otra copita de vino o comerme el mejor steak de la ciudad.

El maratón (este y los otros 3 que ya había corrido) me ha dejado muchas cosas pero sobre todo me ha dado una confianza en mí misma que jamás pensé encontrar. Inconscientemente dejarlo me hace pensar que esa confianza se va a ir, pero no tiene por que ser así. Yo soy quien debe tener la confianza suficiente como para correr un maratón, no que el maratón me dé confianza a mí.

Puede ser que esta publicación sea superada en unos meses cuando con mucha alegría les informe mi decisión de haberme escrito a otro maratón; pero solo espero que esa decisión no sea por sentir que mi valor como corredora haya decrecido por no tener ese objetivo en el calendario.

Hacer que me sienta cada día más y mejor corredora lejos de los 42 kilómetros, será entonces el mejor aprendizaje que me pueda dar el maratón, estaré al pendiente de ello.

Y volveré al maratón, claro que volveré, pero con piernas nuevas y más fuertes para lograr no un sub-5 horas sino quizás un sub-4 o lo que venga enfrente.

¡A entrenar que se ocupa!

P.D. Por si no se han dado cuenta, todas las publicaciones llevan por título el nombre de una canción, pero esta en especial comparte su nombre con mi playlist para correr, así que su título es doblemente especial.

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