viernes, 24 de julio de 2015

One Week of Danger

Toooda la semana sin preocuparme por escribir. El fin de semana pasado fue el último fin de semana en el que me desvelaré antes del Maratón de Berlin; cumplió años Joe y se merecía un festejo, así que corrí 21 kilómetros el sábado y de ahí directo a la fiesta.

En realidad me tocaban 24 kilómetros pero no se si fue la mente, la humedad o mis piernas, pero los últimos 3 kilómetros fueron imposibles de correr. Lo bueno de haber hecho esa distancia es que los primeros 10 kilómetros los sentí como agua, el sufrimiento empezó cuando faltaban 6 (dos vueltas al circuito de 3K).

El martes tuve entrenamiento con el equipo, series de 400 y 500. De ese día lo único que puedo destacar es que soy la más lenta del equipo pero eso no me importa, mientras termine mis entrenamientos es irrelevante si estiro sola o con todos los demás. Por otro lado, estoy convencida de que no todos mis demás compañeros tienen la flexibilidad de tiempo como para terminar toda la distancia, por lo que dejar una serie sin correr, además de la diferencia en los tiempos de las series que corremos, hace toda la diferencia.

El jueves tocaban series de 1000 y 800, pero los "profes" nos cambiaron el entrenamiento por trabajo de escaleras y series de 200. Corrimos poca distancia, quizás solo 5 kilómetros en total, pero vaya que subimos escaleras, brincando y corriendo. Y ayer también fui víctima del verdugo más grande del  mundo: el masajista. Fue duro, pero no tanto, dice que no estoy tan contracturada, quizás por la natación ocasional.

Este fin de semana llega mi papá, mañana iremos a la expo del medio maratón y el domingo a correrlo en una ruta que se dice es a la vez retadora pero divertida.

A ver cómo nos va, me emociona correr con mi papá, ojalá me lo pueda llevar a los entrenamientos a las 6:00 am, ¡para que vea lo que se siente!

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