miércoles, 19 de agosto de 2015

¿Cómo Hemos Cambiado?

Adoro hacer análisis de cómo he entrenado los 3 maratones que llevo corridos, y compararlos con mi entrenamiento para este maratón.

No creo que sirva de mucho hacerlo, pero los hallazgos son los siguientes:

  • En mi primer maratón (Austin 2012), los entrenamientos los hice en días no habituales, ya que estaba estudiando y cualquier día era bueno para entrenar. Así, varias largas las hice en lunes, viernes o jueves. Corrí mi más larga de 31 kilómetros 2 semanas antes del maratón. ¿Por qué así? Solo Dios sabe, pero no respeté el taper. También durante 2 semanas mis entrenamientos "largos" no los corrí como debía y confieso que en su momento me plantee la idea de no correr la experiencia completa y correr solo el medio, no pasaría nada pues el evento es el mismo día y es cuestión de tomar el camino que dice "Half Marathon" en lugar de seguir el que dice "Full Marathon". Obviamente no me iba a acobardar y lo corrí completo. Como dato curioso, me acuerdo que me paré 7 veces al baño (literalmente 7 no es broma, fui 5 veces a hacer pipí entre la salida y el kilómetro 21, y 2 del 21 en adelante). Aún así, ha sido mi tiempo "menos peor", con la salvedad de que en ese entonces pesaba 8 kilos menos que hoy (y si Dios quiere, pesaré solo 5 menos al 27 de septiembre de 2015).
  • Para Chicago mi entrenamiento fue un desastre. Mala actitud, mal entrenamiento, mal todo. Por cuestiones que ahora ya no son gracias a Dios relevantes, mis semanas eran un caos y eso no me dejaba ni tiempo ni energías para entrenar entre semana. 2 o 3 semanas seguidas tuve que entrenar solo el fin de semana, ¿se imaginan el desastre? 7 días sin pisar pistas, y después otra larga, pasan 7 días y después otra larga. Pésima estrategia, cuando estaba corriendo el maratón juré nunca jamás en la vida volver a someterme a ese suplicio sin haber entrenado. El maratón de Chicago es sin duda alguna uno de los más hermosos del mundo, y para mi fue una experiencia horrorosa, espero pronto poder volver a ir para disfrutarlo. Como dato cultural, en ese maratón las paradas al baño se redujeron a 5 veces. ¿Mi tiempo? Para olvidar (eso sí, antes de las 6 horas reglamentarias de cierre así que puedo decir que mi medalla es totalmente oficial). Terminé enojada, maldiciendo al maratón, pero pues ya tenía inscripción garantizada para Nueva York, tenía que darle una oportunidad.
  • Para el Maratón de Nueva York me dejé llevar por una ola de mercadotecnia e intensidad, es el maratón más grande del mundo y el más anhelado para los corredores de nivel no-Boston así que tenía que presumirle a todo el mundo que iba a ir (ahora no entiendo por qué). A causa de ese maratón empecé mi blog, busqué nutriólogo, entrenador, masajista, hice mucho alarde de mis entrenamientos, y aunque los "esfuerzos" parecieron ser muchos y la experiencia fue inolvidable, el resultado fue simplemente mediocre. Tenía mucha mucha motivación pero cero fuerza, el corazón y la mente con energía a tope pero las piernas sin poder responder adecuadamente. Entrené bien las distancias largas faltando 6-7 semanas para el maratón, pero antes no mucho, los entrenamientos entre semana cero destacables y las series de velocidad de vergüenza. ¿Veces que me paré a hacer pipí? 2, una por cada 21 kilómetros (estrategia oficial implementada a partir de ese momento) ¿El resultado? 10 segundos menos que en Chicago, pero con un semblante totalmente distinto, acabé feliz, renovada, motivada, sonriente.
Para Berlín no quiero hacerme ninguna expectativa buena ni mala, en realidad creo que no me ha caído el veinte de que voy a correrlo. La motivación real acaba de tocar a mi puerta hace unos días y me sentía muy agobiada por el hecho de que hasta el domingo pasado no había corrido más de 21 kilómetros en todo el año, pero a la vez me siento más fuerte, mis series y tiempos no son dignos de admirarse y sigo siendo la última que acaba las series en el entrenamiento, pero no me importa. Estoy dando lo mejor de mí dadas las circunstancias en las que me encuentro. 

Mi objetivo a principio de año era correrlo a 4:30, ahora lo veo lejos aunque no imposible, nada es imposible. Justo al respecto, ayer Benja nos compartió una reflexión, no la voy a platicar completa pero la moraleja es que los objetivos que nos trazamos nos quedan tan lejos o tan cerca como los queramos ver. Habrá días en los que vea ese objetivo (o simplemente terminar el maratón) como algo muy lejano, pero hay días de entrenamiento en los que lo veo al alcance de mi mano.

Este fin de semana ya me adelantaron que iremos al Naucalli, mi segundo hogar. Me tocan dulces 15 kilómetros "nada más" pero serán seguro mucho más soportables que correrlos sola, me encanta el grupo de entrenamiento, aunque no llevemos el mismo paso verlos entrenar junto conmigo me da mucha motivación, y aparte el profe Benja es sensacional, punto.

¡A entrenar que se ocupa!

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